Por Almudena López, en El País, de Madrid.
|
Un fotograma de la película de “Eva de Argentina”. |
Eva Duarte Perón, Evita ha pasado a la historia como una mujer controvertida: venerada por algunos por considerarla una santa; odiada por otros que opinan que su ambición y escrúpulos no tenían límites. Discusiones aparte, la ex primera dama argentina sigue despertando interés entre directores de cine que le han dedicado varias películas y documentales. Quizás la más sonada sea Evita, una producción hollywoodiense protagonizada por la cantante Madonna y el actor español Antonio Banderas, película que se estrenó en 1994. Sin embargo, nunca ningún autor había convertido a la célebre argentina en un personaje de animación. Este vacío ya lo han suplido dos productoras del país latinoamericano Azpeitía Cine e Illusion Studios, junto con la periodista argentina María Seoane que han creado Eva de la Argentina; una historia de animación que combina el género documental.
|
Eva Perón saludando a sus seguidores. |
La cinta pretende “enaltecer la tarea de Evita, una defensora de los derechos del trabajador y de la mujer, además de mostrar la infancia y juventud en Los Toldos, donde nació en 1919” explican los productores. Y no es de extrañar que su vida resulte atractiva para los cineastas: su muerte prematura (a los 33 años) el secuestro de su cadáver embalsamado y su misterioso peregrinar por el mundo, ya que estuvo perdido casi 20 años, es digno de un guión cinematográfico.
Además de contar la vida de Eva Perón, la película indaga en la investigación que Rodolfo Walsh llevó a cabo sobre la tormentosa travesía de su cadáver y cuyo relato, Esa mujer, se convirtió en una pieza fundamental de la literatura argentina. Walsh, periodista y escritor, lleva desaparecido desde 1977. El recurso a Walsh, personaje también fundamental para entender Argentina y que en el filme funciona como narrador ficticio, permite a Seoane unir dos generaciones.
En cuanto a los dibujos, la cineasta y periodista afirma que sus trazos son profundamente argentinos: “como lo es Solano López”. Este ilustrador es conocido en su país por El Eternauta. La guionista, que firmó La noche de los lápices en 1984, puso como única condición para participar en la película que Gustavo Santaolalla compusiera la banda sonora. “No somos amigos, pero sí conocidos, además sentimos una admiración mutua” afirma Seoane desde el otro lado del teléfono.
No hay comentarios:
Publicar un comentario