sábado, 14 de marzo de 2009

Kirchner reconoce la derrota en octubre



Por Roberto Azaretto

Salvo las encuestas de los que cobran al gobierno por mentirles, estaba claro que en octubre el kirchnerismo iba a sufrir una derrota espantosa, con riesgo de quedar tercero en varios de los grandes distritos del país.

Por ello, desde la Quinta de Olivos se lanzó la iniciativa de adelantar, de octubre a junio, las elecciones parlamentarias.

Es que incluso en las provincias del Norte, donde aun impera el feudalismo, el clientelismo más repugnante y humillante para el pueblo, la falta de libertad y justicia y la corrupción desvergonzada, como en esta provincia. O sea, sabía Néstor Kirchner que pese a tanta dádiva, las cosas no iban a ser tan fáciles, por una razón muy clara: la disminución de la coparticipación federal, y la incapacidad de recaudar los impuestos provinciales ponen en peligro el pago de los sueldos de las administraciones provinciales para mediados de año.

El Presidente de hecho (Néstor), y la vocera (Cristina Fernández, que debería presidir el país), otra vez no consultaron ni con su partido y menos con la oposición, como se hace en las democracias institucionalizadas. Solamente en la noche del jueves, en un asado en Olivos, algunos de los intendentes del conurbano le dijeron sin eufemismos: “Néstor, a octubre no llegamos ni en el segundo cordón”, considerado hasta ahora el bastión inexpugnable por estos políticos de tercera que no combaten la pobreza porque ganan gracias a la pobreza, como lo saben los sufridos santiagueños.

El plan tiene dos posibilidades, tal vez podemos ganar en junio y así haremos lo que se nos da la gana, como esta jugada que provocó la renuncia del fiscal Garrido, a quien sacaron de la cancha para evitar las investigaciones sobre la corrupción que llevaba adelante este prestigioso magistrado.

La otra, ante evidencia de la crisis y de lo que se viene, los Kirchner quieren adelantar el final para luego de la derrota en junio irse. Así, el nuevo gobierno, surgido de los mecanismos previstos en la Constitución, pague los platos rotos.

Hace un par de días, Néstor Kichner ha hecho adjudicar a sus amigos Lázaro Báez y Cristóbal López un área de 80 mil kilómetros cuadrados (ocho millones de hectáreas) en la provincia de Santa Cruz. Es la tercera parte de esa provincia. Es más de la mitad de Santiago del Estero. Es tres veces más que el territorio de la vecina provincia de Tucumán.

Para eso quieren el poder estos insaciables e ineptos dirigentes que no entienden que la Argentina, a pesar de su decadencia, no es Venezuela.

Sin duda que les impresionó Catamarca, la provincia de Fray Mamerto Esquiú, el llamado orador de la Constitución, donde los ciudadanos no ser rindieron ante los bolsones, las heladeras, los televisores y demostraron y dieron una lección a los santiagueños que ser pobre no es incompatible con la dignidad.

Los kirchneristas están asustados y les decimos, no se engañen, se les ha ganado y se les ganará el 28 de junio.

Por otro lado, no se trata de armar cualquier oposición. Hay que superar para adelante a Kirchner. No se trata de volver a Duhalde, que tiene mucha responsabilidad en el recrudecimiento del delito, la construcción de un modelo de pobreza en el conurbano y el avance del narcotráfico. Tampoco eso opción el anacrónico armado de los Puerta, Romero y Rodríguez Saa con una serie de impresentables en todo el país.

Si bien Rodríguez Saa construye autopistas con un costo por kilómetro similar al que se pagó aquí por enripiar la ruta entre estación Atamisqui y Medellín; pero eso no quita que se critique que en San Luis no existan, por ejemplo, libertad ni justicia independiente.

Para finalizar, la Argentina puede enfrentar por su potencial como productora de alimentos la crisis mejor que otros países. Sólo se requiere seriedad, idoneidad, capacidad de diálogo y consenso, buscando el acuerdo fecundo en vez de la confrontación y la división de los argentinos.

En junio, recuperando las instituciones, desde el Congreso se logrará la recuperación argentina luego de la oportunidad perdida en estos años.

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