sábado, 14 de marzo de 2009
Tarde como en Santiago, pero Capitanich le copia a Zamora
La gran polémica está desatada desde que se conocieron las declaraciones del gobernador Jorge Capitanich, quien sorprendió a sus colaboradores durante una reunión de gabinete, anunciándoles que de aquí en mas -algo parecido a lo que dijo Gerardo Zamora en reunión de gabinete-, se hará un estricto seguimiento de la actuación de los ministros, secretarios y subsecretarios y los sancionará con un 5% de descuento en los haberes de quienes que no se desempeñen con eficiencia o no cumplan con su deber.
El decisorio pretende arribar al máximo nivel de eficiencia en la gestión gubernamental, pero el mandatario no explicó la forma ni las guías para llevar adelante su pretencioso proyecto.
También dijo que mediante decreto en mano estimulará el ahorro público equivalente a un porcentaje importante de la coparticipación, previendo menores transferencias por el impacto de la crisis internacional. Todo ello para que se continúe con el mantenimiento del empleo y el pago de los salarios en tiempo y forma.
En nuestra provincia y no hace mucho, el gobernador Zamora realizó idéntico anuncio pero con la variante de que no sancionará a los ineficientes con multas o quitas sobre sus haberes, pero si advirtió – tal como lo reseñara la periodista Virginia Vulrrich en Arena Política- que no se hará cargo del desmanejo de la caja pública donde se detectaron más de un millón de pesos sólo en gastos de teléfonos fijos y otro tanto en concepto de fotocopias, que no se compadecen con los tiempos de crisis que se viven.
Han trascurrido más de cuatro años de gestión gubernamental teniendo al frente al mismo gobernante con igual elenco ministerial, y hasta el momento ni la justicia ni la prensa en cualquiera de sus manifestaciones lograron detectar un mínimo de ineficiencia en los cuadros de la administración provincial.
¿Chicos 10? No hubo ni siquiera un apercibimiento para los funcionarios del zamorismo a causa del desempeño en la función pública, lo que no quiere decir de manera alguna que las conductas allí desplegadas no se adecuen a lo que disponen los códigos en la materia.
Decimos esto porque el llamado “rum-rum” de la calle, que no tiene compromisos con nadie ni tampoco recibe dádiva del poder, piensa otra cosa. Es más, afirma todo lo contrario.
Es que nuestro gobernante está mas preocupado por el destino de las finanzas públicas que por el desempeño cristalino de su gabinete. ¿No será que ya está informado de la prédica popular y está preparando una purga… de tamaño baño?
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