Por Facundo Peñaloza
El flamante ministro de Salud de la Nación, Juan Luis Manssur, reconoció que desde que comenzó la epidemia hubo más de 100 mil infectados con el virus de la gripe A en todo el país. Un dato que no se compadece para nada con el último parte oficial difundido dos días antes de las elecciones, donde sólo se hablaba de 1.587 casos, es decir nada.
La noticia cayó como una cachetada en la credibilidad de los argentinos, por lo que todos se preguntan a esta hora las razones del por qué no se blanquean los números y se reconoce de una buena vez, que hay muchos más infectados que los oficialmente admitidos y aún muchos más muertos sin que sean reconocidos por las autoridades.
Ayer se cocieron declaraciones del infectólogo Pedro Cahn, quien confirmó que “en la medida en que no estamos hisopando a todos sino solamente a las personas que se internan, hemos perdido la cuenta del denominador y no sabemos cuántas personas han contraído gripe A: suponemos que son varias decenas de miles”.
Se comenta que no pasó más de una semana que la ex ministra de Salud, Graciela Ocaña, solicitó la recomendación para que se declarara la emergencia sanitaria en todo el país y la respuesta que recibió por parte del jefe de Gabinete, Sergio Massa, fue una rotunda negativa: “de emergencia no se habla hasta después del 28”, le habrían dicho el superior, por lo que la ministra presentó su renuncia al día siguiente del duro castigo electoral que se propino al oficialismo.
En Santiago del Estero, como es lógico, se conocía la noticia de que estábamos inmersos ante una peligrosa pandemia y de que era preciso instruir a la población para que tomase los recaudos pertinentes y ponerse a buen resguardo ante el peligro de la perdida de vidas. Y, sin que ello ocurra, las autoridades locales prefirieron continuar con el “acarreo” de votantes por toda la provincia sin advertir que ese rejunte no discriminado aducía como es lógico a que se contraía el virus de la fatalidad.
Más aún, en esa misma fecha se informaba a los medios nacionales que en Santiago del Estero era escaso el nivel de infectados y de que no existían victimas fatales, cuando un secreto a voces circula por la ciudad de que los médicos se niegan a extender certificados de defunción que tienen a la gripe porcina como la causa de los decesos.
Claro, 100.000 era el número de pacientes la semana pasada, antes de las elecciones. Desde Arena Política advertimos que en realidad eran 73.000. Ahora se conoce desde la palabra oficial que son muchísimos más.
Si hacemos números, la cuenta suministra lo siguiente: tasa de mortalidad: 3 por mil; período de incubación y posibilidad de contagiar: 6 días antes y el séptimo 1.6 contagios. Esto surge del número que puso el Ministerio de Salud hace un mes.
Muertos en este instante: 61, según los medios. Para saber cuántos están contagiados: 61 por mil por 3, es decir, 183.000, a lo cual hay que multiplicarlo por 6 y luego por 1.6
Es decir: 1.756.800 infectados en este momento, incubando o cursando la enfermedad. De este modo, para el viernes que viene los muertos ascenderían a 586.
En verdad, esta gestión de gobierno no encuentra calificativo que no raye en la incompetencia.
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