Los sacrificados pobladores ribereños de los ríos Dulce y Salado, que no logran que el gobierno provincial realice las obras de infraestructura para evitar los bañados. |
Ahora pasaron los bañados, pero estos comprovincianos siguen esperando que el gobierno diagrame alguna política de Estado para que evitar que sigan sufriendo las inundaciones que le provocan grandes pérdidas.
Es una triste espera, dijo a Arena Política un criador del departamento Avellaneda, cerca de Colonia Dora.
Reclaman compactación del suelo, enripiados, colocación de cañerías (tubos para desagües), construcción de lomadas, y subsidios para alimentar sus animales.
También imploran que alguien se compadezca y los ayude a resolver sus problemas habitacionales.
Hoy, pasados los efectos de los bañados, siguen resignándose al olvido de los gobiernos. Para ellos, las ayudas de la Casa de Gobierno (provenientes de la Nación) no llegan nunca.
Los funcionarios del gobernador Gerardo Zamora creen que con un corte de nylon y un bolsón con mercaderías se arregla la tamaña necesidad de estos comprovincianos.
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