Por Francisco Alberto Cavallotti.
Hoy, el ex gobernador será recordado con una misa a las 20, en le Iglesia La Merced. |
Un hombre que transitó su vida comprometido con la necesidad de los humildes de su tierra y las banderas de sus líderes, Perón y Evita.
Llevó tras sus espaldas el mandato de su inolvidable Eva, defendiendo a los desposeídos de su provincia con todas las fuerzas de su alma. Enfrentando a todos los poderes, todas las vicisitudes, sabores y sinsabores. ¡Costo histórico de los luchadores francos !
Nunca fue “un testigo tibio de la historia”. Siempre la protagonizó armado nada más que con el cariño de todos los peronistas santiagueños.
Esta actitud lo llevó a ser políticamente invencible, agigantándose en la adversidad, al extremo de ser el elegido por los santiagueños todos para gobernar en las épocas de dificultades institucionales y económicas, donde instauró la austeridad y el orden.
Fue el último gran caudillo de esta tierra chica, llevando a la victoria durante cincuenta años las banderas peronistas en nombre de todos nosotros; sus compañeros.
Eterno líder y conductor, su causa, su entrega y su lucha, no fueron en vano: Junto a Eva y a Perón vive en cada hogar humilde, en cada rincón en el que nuestra marcha todavía despierta fervor y nostalgia en nuestros corazones.
¡Descanse ahora en merecida paz. Sabemos que junto a Evita usted volverá y será millones!
Doctor, me gustaría tener una historia que contarle sobre la fortaleza, resistencia y valor de mis compañeros. Pero no la tengo.
Sepa que sigo en la lucha y que conservaré siempre en el cofre de mi corazón el aprecio que me ha dispensado. Como siempre, como antes y donde quiera que esté, cuente con los servicios y con la gratitud de un fiel amigo.
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