Por Oscar “Cachín” Díaz.
Nunca
durante su reciente función pública el abogado Miguel Moreno supo que sentarse
en el sillón del juez del Crimen fue como pertenecer a una orden religiosa y,
consecuentemente, debió ser ejemplo de virtud para que los creyentes no pierdan
la fe. Al final terminó echado del cargo cuando se descubrió que integró una
banda o asociación ilícita con otros magistrados con quienes consumó un hecho
insólito: embargó los fondos de coparticipación de la provincia de Tucumán por
varios millones de pesos; “por un delito a establecer”. Lógico, quedó fuera por
“mal desempeño de sus funciones y desconocimiento del Derecho”. Qué tal?
Hoy,
sin trabajo y luego de sufrir un breve encarcelamiento, se alió y se prestó
para ser usado por una gavilla de malhechores que le hicieron creer que si se
anima a denunciar a funcionarios del Gobierno de Santiago del Estero, puede “salvarse”
o “acomodarse” con trasnochados grupos macristas que, sin votos, procuran enturbiar
la situación político-institucional de nuestra provincia.
De
este modo, los Rached y los Lugones le vendieron varios buzones que Moreno los
compró en un clara demostración que, además de mal juez, es un pepele sin habilidad y sin capacidad.
“Vamos
a Buenos Aires, hablamos con el juez Claudio Bonadio y, amparándote en la
figura de ‘identidad reservada’, denuncias y así podemos hacer ‘mierda’ a este
gobierno de Santiago”, le sugirió uno de los abogados que rodea a Rached y a
Lugones.
Moreno no tiene cura
Durante
su actuación como juez, Moreno fue el instructor o el “dueño de la causa”,
durante un año, de dos horrendos casos como fueron el asesinato de la señora
Estela Auad, en la ciudad Capital y del niño “Marito” Salto, en la ciudad de
Quimilí.
Salió
todos los días en las primeras planas de los dos diarios de Santiago con poses
de actor de Hollywood, declarando que llevaba a cabo trabajos intensos con la
policía a la que alababa por su tarea en la búsqueda de pistas y de
sospechosos.
Pero al final, todo
lo de Moreno fue puro “piripipí” y su
mala tarea como “instructor” mantiene la bronca, la rabia y el dolor a los
santiagueños por no poder dar caza a los autores de estos crímenes impunes.
Los
“vivos” de Rached y de Lugones, más un grupete de abogados aventureros,
indujeron al botarate de Moreno a declarar con “identidad reservada” y, en su
comparecencia, dijo saber todo y que los crímenes están esclarecidos. Culpó a
la policía por “tapar todo” y “manejarle el sumario”. Incluso, inventó que un
policía le “ordenaba” lo que debía hacer.
Solo
un tonto, siendo juez, puede admitir que un policía, como subalterno suyo, le “conduzca
el sumario”.
Embalado,
Moreno acusó a funcionarios de los tres poderes como partícipes de los dos
crímenes.
Sin
duda, este ex juez se burla de la gente. Cuando tenía el deber de investigar salió todos los días en la prensa diciendo que no tenía
elementos como para determinar a los asesinos. No sabía nada. Ahora, que fue
echado de la Justicia por corrupto, y frente al juez Bonadio, dice saber todo.
Salta a la vista que se trata de una maniobra pueril e increíble. Moreno miente. Quiere
provocar un giro de 180 grados: que nos olvidemos que fue un magistrado
corrupto y sembrar el morbo acusando, sin ninguna prueba, a funcionarios
provinciales con quienes convivió dentro de los tres poderes estatales por más
de 10 años.
Una joda
Esta operación burda y torpe no fue a ninguna parte y el juez Bonadio se declaró
incompetente. Moreno quedó fuera de juego y capaz que ahora recién entienda que
fue utilizado por politiqueros inmorales e impresentables. Gente de mala
entraña que lo hizo denunciar bajo identidad reservada a un juez Federal, a un
funcionario, a un diputado y a personas comunes inocentes que nada saben del
tema.
¿Puede
ser tan sin sentido éste sujeto apellidado Moreno? ¡Cómo permite que luego de
declarar con identidad reservada sus amigos abogados salgan a difundir su
nombre, a difundir copias del expediente por todos lados, hacer declaraciones y
tantas otras torpezas!
¡Gil…!
Ahora es un “denunciante famoso” que quedó en ridículo. Un bochorno total,
porque por un año, siendo juez, atendió
las causas de los dos crímenes sin encontrar pistas y culpables y, ahora,
echado y procesado, dice saber todo y culpa a inocentes.
Se
suele decir que para ser un buen juez es necesario ser una buena persona, y si
sabe Derecho, tanto mejor.
Epitafio: Moreno no fue un buen juez; no es una buena persona y no sabe Derecho.
Epitafio: Moreno no fue un buen juez; no es una buena persona y no sabe Derecho.