Por Carlos Burgueño, en
el diario Ámbito Financiero de Buenos Aires.
Dentro
del Gobierno ya se hacen cálculos sobre el “poroteo” de votos más importante
para el país de los últimos años. Según las proyecciones oficiales, la
Argentina tendrá ya casi el 60% de la aprobación necesaria en el directorio del
Fondo Monetario Internacional (FMI) para que la estrategia de Alberto Fernández
de pagar la deuda de u$s44.000 millones ante el organismo sea avalada. A ese
nivel se llega garantizando que luego de la gira presidencial, Alemania,
Francia, España y otros países europeos votarían a favor del país, sumando
además otros estados clave que, se descarta, también avalarían a la Argentina.
En
este grupo se mencionan a Rusia, China, los países árabes (especialmente los
del Golfo Pérsico, con presencia fuerte en el directorio del FMI), además de,
lógicamente, toda América Latina y el Africa. Se confía además que en las
próximas semanas se lograrían más consensos con países clave como Canadá y lo
que resta de la Unión Europea, con lo que el porcentaje se elevaría a cerca del
70%. Faltaría así conseguir sólo un 10% más para el nivel imprescindible para
que una propuesta transgresora para lo que mandan y dictan los estatutos del
FMI pueda ser aprobada.
Hablará con Trump?
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Fernández con la
canciller de Alemania, Angela Merkel, con cuyo apoyo y el de Francia, se sumó
una masa crítica indispensable para aprobar la propuesta argentina ante el FMI.
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Sólo
con un mínimo del 85% de los avales se podría autorizar a que los técnicos de
línea del Fondo apliquen para el país un plan de pagos por fuera de los únicos
mecanismos autorizados por la carta orgánica del organismo: el stand by y el
Facilidades Extendidas, ambos en todas sus variables posibles. Como lo que
propone el país es una alteración de las normas, sólo una votación de más del
85% podría avalar el pedido, con lo cual más tarde o más temprano Alberto
Fernández deberá volver a hablar con el presidente de los Estados Unidos,
Donald Trump, para que éste le ordene a sus representantes en el directorio de
Fondo que aprueben la propuesta argentina. Estados Unidos detenta el 16,74% de
los votos, con lo cual sin este apoyo sería imposible que la intención de
alterar la carta orgánica pueda recibir el 85% necesario. Como tampoco
alcanzaría sólo con el apoyo de ese país para conseguir los votos necesarios.
En
conclusión, y siguiendo una máxima del “albertismo”, “con Trump no alcanza,
pero sin Trump no se puede”. Según los números que se hacen en el Palacio de
Hacienda, si una llamada de Alberto Fernández lograra este apoyo, el país ya
superaría el 85% necesario y llegaría casi al 90% de los votos. Sólo quedaría
en duda lo que harían Japón (6% de los votos), los países nórdicos (3,43%) y
otros estados europeos, tradicionalmente reacios a apoyar al país (tampoco lo
hacían en tiempos de Macri).
Mal antecedente en 2001
En
el tema votos del board (tablero), la situación está marcada de manera clara.
Cada estado soberano tiene un porcentaje de votos dependiendo de su PBI;
reservas y aportes directos al funcionamiento del organismo con sede en
Washington. Cualquier acuerdo normal (stand by o Facilidades Extendidas) es
aprobado con un porcentaje mínimo del 70%; pero se necesita mayoría del 85%
para planes especiales o alteraciones de la Carta Orgánica. Recientemente esta
mayoría fue la necesaria en casos como la crisis griega de 2010 y la de
Portugal de 2011.
La
necesidad de lograr ese porcentaje fue lo que le jugó en contra a la Argentina
en 2001, cuando se desaprobó en el directorio el último desembolso comprometido
en el acuerdo vigente ante la negativa de EE.UU. de avalar la propuesta (por
recomendación directa de la número dos de esos años, Anne Krueger); así como la
aprobación del pacto de 2003 cuando Néstor Kirchner negoció directamente con
George Bush un plan de cuotas por fuera de los tratados vigentes.
En
el caso actual, también se hace imprescindible que el director norteamericano
avale el pedido, ya que su voto a favor o en contra (o su abstención) definirá
la suerte de la propuesta argentina. En total el board está integrado por 24
directores ejecutivos que representan porcentualmente diferentes niveles de
poder dentro del organismo. Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y el Reino
Unido pueden elegir un director sin ayuda de ningún otro país. China, Arabia
Saudí y Rusia eligen de facto un director cada uno; mientras que los 16
restantes lo eligen según bloques de estados. La Argentina, a través del
enviado local, Sergio Chodos, ocupa el grupo con Bolivia, Chile, Perú, Paraguay
y Uruguay.