Por el ingeniero Carlos
Enrique Cheeín.
La
Argentina debe ser unos de los países del mundo que más días del año (además de
los excesivos feriados) destina a recordar o evocar hechos, profesiones,
muertes, ataques, guerras, etc.
Sin
tratar de hacer un inventario y comenzando por mi profesión, existe el Día del
Ingeniero (fecha en que se graduó el primer ingeniero en una universidad
argentina), Día del Médico (fecha de nacimiento de un científico cubano que
descubrió el agente transmisor de la fiebre amarilla), Día del Maestro (muerte
de Domingo Faustino Sarmiento -cuando en realidad Sarmiento debiera ser
inmortal-) y, así, sucesivamente, Día del Empleado de Comercio, Día del
Empleado de Farmacia, Día del Árbitro, Día del Amigo, etc.
También
celebramos el Día del Trabajador (en homenaje a los mártires de Chicago
conmemorando el 1 de mayo de 1886, día en que fueron ejecutados obreros que
reclamaban jornadas laborales de 8 horas). ¡Qué paradoja, un hecho ocurrido en
territorio norteamericano! Allí, en EE.UU. se recuerda el Día del Trabajo el
primer lunes de septiembre.
Pero
hemos agregado en los últimos años más días : Día la Lealtad (para recordar el
17 de Octubre de 1945, cuando en Buenos Aires hubo una movilización obrera y
sindical pidiendo la libertad del entonces coronel Juan Domingo Perón; Día de
la Soberanía Nacional (por la batalla de Obligado, ganada por la flota anglo-francesa,
pero los triunfadores reconocían la soberanía argentina sobre los ríos
interiores); Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia (se
recuerda a los muertos y desaparecidos civiles por la dictadura militar que
comenzó el 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983).
Me
parece todo muy bien mientras no sean feriados que lastiman al sector
productivo y, sobre todo, al educativo del país. Podemos seguir agregando
fechas gratas para recordarlas y emotivamente, pero me parece que falta un día
con el mismo peso patriótico como el primer grito de libertad o la declaración
de la Independencia. O sea, una fecha que contenga valores y que recuerde a
muchos seres que silenciosamente dejaron su vida y que su trayectoria debiera
ser ejemplificadora.
La honestidad
Ingeniero Bruno Alberto “Quique” Volta. |
Yo propongo instituir el Día de la Honestidad.
Veamos
en qué consiste este valor: Honestidad es aquella cualidad humana por la que la
persona se determina a elegir actuar siempre con base en la verdad y en la
auténtica justicia (dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella
misma). Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo
y sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico, objetivo. La
honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, “son
como son” y no existe razón alguna para esconderlo. Esta actitud siembra
confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona
honesta. La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la
verdad) sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o
consensos sino de lo que el mundo real nos presenta como innegable e
imprescindible de reconocer.
En
ese sentido, los santiagueños podemos instituir el Día de la Honestidad coincidiendo con la fecha de nacimiento de un
excelente comprovinciano, buen amigo, brillante profesional y un probo
funcionario público. Me refiero a Bruno Alberto Volta, el “Colorado” o “Quique”
para sus amigos; el ingeniero Volta para sus alumnos y colegas y el intendnete
Volta para la ciudadanía capitalina y provincial.
Nació
un 23 de mayo de 1941 y falleció a la temprana edad de 49 años el 23 de
diciembre de 1990.
“Quique”
fue el primer intendente de la Ciudad Capital en esta etapa democrática
iniciada en 1983.
Su
honestidad y capacidad en el manejo de la cosa pública ameritan un homenaje.
Por
ello, sugiero a sus amigos, sin banderías políticas, a conformar una comisión
para organizar este merecido homenaje, resaltar su honestidad y también
transmitir a las nuevas generaciones los valores con los que se manejaba en su
vida pública y privada.
Sus
obras son testigos de su honestidad, por ejemplo, la Obra Social Municipal que
creó con decisión y en una rápida respuesta cuando el Gobierno provincial se
negaba a otorgarles prestaciones médicas a los empleados de la comuna
capitalina.
1 comentario:
Buenas Tardes excelente reporte, usted cuento algo de lo que hizo que fu magnifico, se denota que fue un hombre de gran corazon, ya que el encabezo la marcha por el reclamo a gobierno provincial por la fata de obra social...
Me gustaría poder dialogar con Usted Señor Ingeniero Carlos Cheeín si fuera posible. Ya que estoy realizando un trabajo de investigación del Ingeniero Volta..
Aqui le dejo mi correo si desea hablar conmigo eorieta013@gmail.com
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