jueves, 17 de septiembre de 2009

Todo un circo, por “el efectivo de Julito”



El manejo selectivo que se ejerce sobre el proceso judicial que involucra al ex intendente Julio F. Alegre no deja de sorprender a la sociedad. Todos los días los santiagueños nos desayunamos con frescas novedades referidas a tan escandaloso hecho. Claro que ninguna de las noticias se refiere a la búsqueda de los millones de pesos que, al aparecer, fueron producto de presuntas irregularidades contra el municipio con la complicidad de otros funcionarios provinciales y nacionales.

Nada se dice tampoco sobre que anda un “ejército” comandado por el jefe de policía, Marcelo Pato, buscando “el efectivo que escondió Julito”. Lo quieren encontrar "para robarlo"; no para hacerlo volver a las arcas del fisco. La idea es que “se quede seco” porque en dos o dos años y medio queda libre y, “mamita querida, se va a desquitar con todos de lo que él (Alegre) llama ‘la traición’ de sus ex socios políticos y económicos” (o de “banda”).

Ha transcurrido poco más de dos meses de investigación y lo que obra en las actuaciones judiciales son endebles pruebas que de manera alguna justificarían la figura penal atribuida por el mandamás, en especial la calificativa al ex socio político (ex segundo hombre fuerte del Frente Civico), como es el radical Julio F. Alegre.

Se comenta entre las fuentes tribunalicias que sobre el millonario desfalco y el destino dado al dinero, “la justicia no cuenta con el mínimo indicio”.

Fueron quince las valijas llenas de dinero las que se sacaron de la provincia o bien se mantienen escondidas por amigos cercanos del ex intendente. Al menos es lo que dijo la escribana María Cecilia Vittar en una confidencia intima que realizó, oportunamente, al entonces juez de la causa, Gustavo Herrera. Y, además, los cálculos contables realizados por los investigadores son coincidentes en afirmar que el dinero, por su volumen, tendrían cabida en los maletines descriptas por la testigo (hoy imputada) y, otrora, amiga íntima del ex funcionario (hoy preso).

El efectivo, reiteramos, no aparece. De nada sirven las tareas de “inteligencia” que vienen desplegando los “pesquisas” de este gobierno o las escuchas clandestinas de teléfonos y la lectura de correos electrónicos. Tampoco los seguimientos encubiertos que realizan a diestra y siniestra a lo largo del país y hasta en el extranjero contra parientes, amigos y conocidos de los imputados. Hasta hay gente de la Side, convocada a petición de los “cráneos” que acompañan a Zamora, que camuflada y alojada en hoteles de dos estrellas (de Capital y Banda), se entrevera entre el ciudadano común y trata de encontrar datos para localizar a las misteriosas valijas con “el efectivo de Alegre”.

Tampoco faltan los “operadores” que se convirtieron en “buscadores de fortuna fácil”. Son “emisarios” que hablan con los imputados y con los presos prometiendo “rápida y elegante solución” a los hermanos Alegre, con tal de que aparezca “el efectivo de Julito”. Uno de estos heraldos se llama José Luis Colombrero (experto valijero cordobés con malos antecedentes policiales y judiciales), “asesor publicitario” con un contrato de “locación de servicios”. Se habla que este hombrecito foráneo no tiene problemas y pide “cinco palos verdes para solucionar todo”.

Lo que espera la ciudadanía es que cuando declare el ex intendente cuente todos estos detalles.

Por otro lado, esta causa se presenta como “muy armada”. Por ejemplo, la defensa técnica escogida por la Vittar se encuentra sospechada. Su elección vino acompañada por directos concejos dados por el juez del Crimen de cuarta nominación (Ramón Tarchini Saavedra), justamente, amigo del abogado de la notaria; ambos mantienen vínculos sociales y comerciales. Esto es una verdad evidente. Lo sabe todo el foro local.

Fijémonos en otro detalle. Una de las “testigo estrella” del proceso se llama Beatriz Ramalle de Tarchini (confesó que aceptó un presunto soborno y, a pesar de ello, sigue libre), cuñada del juez Tarchini Saavedra y, ambos, ex primos políticos del gobernador Gerardo Zamora. Los abogados suspicaces comentan en los bares cercanos a Tribunales: “Parece que existe una asociación ilícita…pero fuera del ámbito judicial y de la causa contra Alegre”.

Concretamente, ningún santiagueño deja de advertir que existe un manipuleo judicial. A diario se observa a imputados que son convocados a declarar, pero no declaran por falta de pruebas, ausencia del juez o por descompensaciones físicas. Todo teñido de sospechas.

Hasta los empleados de Tribunales lo toman a risa. La escribana Vittar no declaró porque “hubo corte de energía eléctrica”. ¿Y el grupo electrógeno del Poder Judicial?

Todo parece digitado. Hay voluntad de dilatar la situación procesal de los detenidos.

Un abogado de fuste, con mucha experiencia, considerado como uno de los mejores penalistas, dio en la tecla, creemos: “Lo que interesa es ‘el efectivo de Alegre’ y, todo este circo, tiende a lograr el quiebre emocional de alguno de los involucrados a ver si dan con las famosas valijas”.

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