Por Roberto Azaretto.
El que escribe no está de acuerdo con el modelo sindical vigente en la Argentina que viola la letra y el espíritu de la Constitución nacional que establece la libertad sindical, como también las tratados que dieron origen a la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
El que escribe no está de acuerdo con el sistema de obras sociales establecido en la Argentina en la dictadura de Onganía, con el fin de lograr el apoyo de los gremios tentados de traicionar al general Perón.
Las obras sociales son fuente de derroche de recursos, de mala atención y de enriquecimiento ilícito de dirigentes sindicales, políticos y proveedores inescrupulosos y sobornadores y ese sistema debe ser reemplazado por un seguro nacional y de cobertura universal de salud similar al de los países más adelantados de Europa - porque en esto los Estados Unidos tampoco son el modelo - y la recuperación del rol del estado en el cuidado de la salud.
La caja debe manejar el Estado para cuidar la salud del pueblo. “Nunca le di la caja a los gremios”, dijo Perón cuando se enteró de la ley de obras sociales de Onganía que, además, promovió el Fonavi, que fue la piedra fundamental de la patria contratista, fuente de corrupción que azota al país y a Santiago del Estero en particular, con esos delincuentes que se auto titulan empresarios, y lo único que saben hacer es sobornar políticos, como antes militares.
El señor Venegas no está procesado ni imputado en la causa de los medicamentos truchos, causa que debe seguir hasta las últimas consecuencias, pues es una infamia darle a los trabajadores y a los jubilados medicamentos inservibles.
Hasta ahora solamente están detenidos en esa causa el dirigente de los bancarios José Zanola, su esposa y algún allegado. Se presume que hay otros implicados y entre ellos el señor Hugo Moyano, cuyas conductas mafiosas son conocidas y que van de la extorsión a la sospecha de asesinatos, se sospecha que este problema afecta a otros gremios.
La cuestión es que Venegas ha sido detenido sin ser aún imputado ni menos procesado. Para detener a un ciudadano se requiere proceso y mientras el mismo tiene lugar puede estar en libertad, salvo que sea peligroso.
Por esto podemos inferir que el juez Oyarbide, que fue salvado en su momento por el menemismo de la destitución, socio de comisarios dueños de prostíbulos, ha puesto preso a Venegas por duhaldista, y ni siquiera molesta a Hugo Moyano porque todavía no rompió con los K.
1 comentario:
La multiplicidad de hechos de obreros del campo en cautiverio, puestos al descubierto en los últimos meses, hacen suficiente causa para que quien defiende al sector (Momo Venegas), sea una piedra en el zapato. Más si tenemos en cuenta que se trata de empleadores que no muy claro está, son subditos del oficialismo. Que talvez estén juntando plata para la próxima campaña, y si se quedan sin mano de obra barata, tendrían que pagar salarios dignos y con esa actitud no alcansaría para tributar en la campaña del oficialismo.
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