Por Emilio Rached
Expresamos la congoja profunda por la vida segada, la solidaridad sin matices con los familiares y amigos; expresamos asimismo la esperanza en la recuperación de la persona herida; y expresamos la exigencia de que se esclarezcan los hechos y se castigue a sus autores materiales e intelectuales.
Sería absurdo y una ofensa a las víctimas especular con que su desgracia “sirva para algo”, como si hubiese tragedias útiles. Pero este crimen que enluta a familias argentinas y que atenta contra la convivencia pacífica de la sociedad muestra claramente que el modelo de organización sindical cerrado, burocrático, corrupto, despótico, amañado y patoteril sólo puede engendrar más dolor, más exclusión y más muerte.
Hace tiempo que los sindicatos se han convertido en “un Estado dentro del Estado”, con su casta de privilegiados y su cohorte de matones; y es imprescindible un acuerdo de todas las fuerzas políticas, cuando se habla tanto, y muchas veces frívolamente, de “políticas de Estado”, para generar un nuevo esquema sindical: democrático, abierto, con incorporación y participación de las minorías, con periodicidad de los mandatos y sin pactos espurios ni con el Estado ni con las empresas.
Mientras tanto, reiteramos nuestro inmenso pesar por el crimen del compatriota Mariano Ferreyra.
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