miércoles, 25 de marzo de 2009

Caso Simula: las torturas, las extorsiones y la cadena de delitos que comete la policía



El detenido Juan José Simula declaró ante el juez del Crimen de primera nominación, Gustavo Herrera, contó cómo lo torturaron e involucró a policías de haberlo obligado a grabar un vídeo que luego se difundió por Canal Siete.

Después de lo que dijo Simula queda claro que la policía de Santiago del Estero hace lo que quiera y, a pesar de que el preso y el sumario son competencia y jurisdicción de los jueces del Crimen, los uniformados pueden extorsionar, torturar y hasta darse el lujo de llevar camarógrafos y grabar a un preso. Total, nadie dice nada. Total, la prensa adicta no va a comunicar una palabra. Creen, de este modo, que nadie se va a informar de las tropelías que cometen los policías de Santiago del Estero.

Pese a todo, el jefe de policía y la cúpula, así como algunos jefes de divisiones, siguen en sus cargos. O sea, la fiesta de los malos policías va a seguir por otros cuatro más en la provincia.

Denuncias

Dijo Simula que lo detuvieron un viernes a la noche y, en la madrugada del sábado, lo trasladaron a Delitos Comunes donde lo torturaron sin palabra previa. O sea, no le exigieron que formulara declaración alguna.

El sábado a la noche le pidieron que filme el vídeo, en el que iba a decir todo lo que los policías le ordenaran. Sumula se negó y por ello le vendaron los ojos y lo trasladaron (en una combi blanca) a un lugar descampado que él supone que era alguna ruta, porque escuchó ruidos de camiones pesados. Lo hicieron ingresar en un camino con pozos donde se detuvo el vehículo. Lo arrodillaron y le sacaron la venda. Recordó que estaba todo oscuro y el que estaba enfrente era un policía de civil, con una colita en el pelo. Dijo que pertenecía al D6.

Lo volvieron a interrogar si estaba dispuesto a decir, en el vídeo, todo lo que le iban a dictar los policías. Reiteró su negativa y le pusieron un revólver en la boca. De inmediato realizaron un disparo al lado suyo y lo amenazaron que el próximo tiro iba a ser en su cabeza. Es cuando decidió grabar y decir todo lo que le dictaran.

Aseguró que al vídeo lo realizaron el domingo por la tarde, en una oficina grande, que él supone que fue en Delitos Comunes. Testimonió que estaban presentes el subcomisario Gorosito (Delitos Comunes), y Chazarreta y Montenegro, a quienes, además, identificó como los que más lo torturaron.

El lunes, los policías se comunicaron con el juez Herrera y combinaron tomarle declaración sobre el vídeo. Le dijeron que lo iba a asistir la defensora oficial y que no iban a informar de este acto a sus abogados defensores.

La maniobra ilícita de los policías, con seguridad, tenía el consentimiento del juez, porque todos sabían perfectamente que Simula estaba siendo defendido por los abogados Castillo Gioya y Diego Díaz. Incluso, con anterioridad habían notificado a Castillo Gioya de una causa por un delito cometido, supuestamente por Simula, en la heladería Grido. Sabían, entonces, a dónde vivía uno de los defensores.

Según Simula, el juez se presentó en la dependencia policial y le pidió que lo trasladara a otro lugar, porque lo están torturando y amenazando permanentemente. El magistrado no le respondió nada. Luego, el juez Herrera le preguntó si lo había llamado porque estaba dispuesto a declarar, y Simula le contestó que no. Fue cuando el magistrado se retiró.

Lo volvieron a torturar mientras le repetían que esta vez iba a declarar sí o sí. Volvió a aceptar y resolvieron convocar al juez, pero éste dijo que recién iba a tomarle la declaración el martes.

Reiteraron las sesiones de torturas mientras le exigían que se hiciera cargo de todos los hurtos y robos que ocurrieron en los últimos tiempos, y que culpara a su ex abogado (Diego Lindow) de que “arregló” la fuga (de Simula) del Penal de Varones. Se negaba a consentir y lo volvían a golpear.

Llegó un momento, contó al juez Herrera, que no aguantaba más las torturas porque le saltaban en la pierna que se había quebrado (tibia y peroné), cuando cayó de una motocicleta, en Tucumán, su ciudad natal.

En un momento, Sumula les pidió que no lo golpearan más porque tenía 30 mil pesos en Tucumán y que se los iba a dar para que lo dejaran de torturar. Aceptaron los muchachos del D6 y dejaron de golpearlo. 

Los propios policías, desde el teléfono de la repartición, lo hicieron llamar a su casa en Tucumán. Atendió la empleada a quien le dijo que transmitiera a su hermana (de Simula) que le trajera los 30 mil pesos a Santiago. Recordó que estaba desesperado y quería que su hermana viniera pronto, porque temía que lo mataran si no cumplía con el pacto. 

Gravísima denuncia de la que nadie se hace eco en esta provincia. No hay juez, fiscales, diputados ni abogados con la valentía republicana de mover cielo y tierra para que estas barbaridades terminen en Santiago del Estero.

Incluso, como la hermana no aparecía con los 3.000 pesos, los policías mandaron a delincuentes comunes a la casa del abogado Castillo Gioya, creyendo que el profesional tenía el dinero. Fue cuando la policía y los medios difundieron sobre un asalto a un abogado.

Hay que recordar que los delincuentes que ingresaron al domicilio y estudio de Castillo Gioya le pusieron una pistola 11.25 en la cabeza y le pedían la plata. Ni siquiera le arrebataron el celular o el reloj.

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