La presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner y su esposo, el ex primer mandatario Néstor Kirchner, estarán hoy al lado de Gerardo Zamora al momento del juramento y la asunción de su segundo mandato como gobernador de la provincia.
Van a reiterar que el incondicional aliado ganó con más del 80% de los votos, pero no van a decir una sola palabra sobre que el triunfo de Zamora del 20 de noviembre del año pasado se basó en menos de la mitad de santiagueños habilitados a sufragar, porque, justamente, más de la mitad ni apareció por los comicios.
Después de tantas críticas por sus muchos discursos desaforados y por el fracaso que sufrieron en Catamarca, donde se jugaron pensando que el proyecto de unidad del peronismo catamarqueño les iba a ofrendar una buena victoria, buscan al menos empatar con esta llegada a Santiago, intentando que la prensa adicta transmita a todo el país que la reelección de Zamora se logró gracias a la transversalidad o a la Concertación Plural.
Dirán que es el juego de la democracia. Perdimos en Catamarca, pero ganamos en Santiago.
Sin duda, Cristina y Néstor están muy mal posicionados ante la opinión pública y aspiran que Santiago, en este acto de acompañamiento a una asunción, les brinde una bocanada de aire fresco y puro. Vienen, exclusivamente, a usufructuar una victoria electoral minúscula de Zamora, quien triunfó en una contienda cantada, sin oposición y con escasísima participación de la ciudadanía. Reiteramos, el 52 por ciento de los electores santiagueños se mostró indiferente y no concurrió a las urnas el 20 de noviembre pasado.
Pero los Kirchner, una vez más, jugarán su propio partido. Ni les interesa que su sola presencia -por el grado de devaluación de sus figuras políticas entre los argentinos-, puede caer mal entre los santiagueños que saben muy bien que la victoria de noviembre fue de Zamora; única y exclusivamente. Si bien votó menos de la mitad de electores, la mayoría de los votantes fue a ratificar su confianza en el gobernador y a ninguno se le cruzó por la mente que ese apoyo también premiaba o reconocía algo de Cristina y Néstor.
Incluso, existen sobrados temores en la Casa de Gobierno que los Kirchner, si pronuncian discursos, introduzcan algunas críticas al sector de la producción, con quien el gobierno nacional, mantiene un serio conflicto por estos días. Un nuevo ataque al campo, desde nuestra capital, podría enojar aún más a nuestros productores que por ahora se mantienen calmos y apenas apostados a la vera de las rutas. Una embestida de los Kirchner podría aguijonear y provocar una reacción en los rurales, de tal envergadura como traer sus maquinarias y sus manifestaciones hasta las barbas del gobernador, en la Casa de Gobierno.
Los desatinos de los Kirchner no sorprenden ya en el país. Los cometen a diario, y esta visita a nuestro medio queriéndose adueñar del triunfo del gobierno provincial podría alterar los ánimos y terminar perjudicando en un futuro inmediato a su principal aliado, el radical Gerardo Zamora.
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