Por el doctor Francisco
E. Viano.
“Puchi” Prados, con su
barba candado, junto a sus colegas y amigos médicos Francisco Viano (autor de
la semblanza), Valentín Rodríguez Turk y Hugo Rodríguez.
|
Hace
unos días nos dejó en la vida terrenal el apreciado y querible doctor “Puchi”
Prados.
Médico
oculista al igual que su padre, quien fuera un icono de la especialidad en
Santiago del Estero, el doctor Fortunato Prados.
“Puchi”
tuvo una dilatada, prolífica y amplia trayectoria en nuestra provincia,
destacándose desde joven en el quehacer de la política santiagueña, como
dirigente deportivo y, desde luego, en el ejercicio profesional. Seguramente la
jerarquía y condiciones humanas de “Puchi” superan holgadamente y deja en un
segundo plano al médico.
Se
caracterizó y distinguió por su don de gente, su humildad, su sencillez y por
el respeto que dispensaba a todos quienes tuvieron la suerte y el honor de
conocerlo y tratarlo.
No
menos relevante como aristas de su personalidad fueron su enorme generosidad y desprendimiento
para atender y ayudar a sus pacientes; tuvieran o no medios para abonarle sus
servicios profesionales.
Párrafo
aparte amerita resaltar el cariño y afecto entrañable, genuino, espontáneo y
sincero que tuvo siempre para con sus pacientes, amigos, conocidos y
colaboradores. “Hola ‘papi’, hola ‘mami’, chau ‘ vieja’”, eran sus saludos
habituales y cotidianos con los que “Puchi” recibía o despedía a sus pacientes,
colegas, empleados de su clínica o amigos.
De
más está decir que aquel afecto descripto era reciproco y él lo recibía aun con creces.
Apasionado
por naturaleza, así sentía y entendía la política, la medicina rural -que
ejerció muchos años aun estando enfermo-, y su histórica y conocida simpatía futbolera por Boca Juniors. Fue coherente y
consecuente, dando testimonio de vida hasta el final con su ideario y
convicciones político-ideológicas.
Soportó
con dignidad el paulatino y progresivo quebranto de su salud, apoyado y
sostenido heroicamente por el mutuo e incondicional amor de su esposa Luisa y
sus tres hijos. Ellos son los herederos naturales del gran legado de bondad, de
humanismo ético y de hombría de bien que nos deja a todos este ser humano de
excepción.
¡Gracias
por todo doctor “Puchi” Prados…! Chau “Papi”… hasta siempre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario