lunes, 19 de febrero de 2018

Ruiz camina libre por la Banda, pero no puede ser candidato

Municipalidad de La Banda, en donde el condenado Héctor “Chabay” Ruiz admitió haber sometido sexualmente a una señora que fue a solicitarle empleo.
Muchos bandeños observan al condenado político Héctor Eduardo “Chabay” Ruiz caminar libremente por barrios de la ciudad y, los poco avisados que escuchan sus peroratas, le creen que se postulará a la Intendencia.
Lo que dice Ruiz es una mentira. En este febrero se cumplen exactamente tres años que reconoció haber abusado sexualmente en su despacho de la comuna a una mujer que fue a solicitarle un empleo, por lo que fue penado a tres años de prisión en suspenso y a una inhabilitación por el término de cinco años para ejercer cargos públicos.
Consecuentemente, “Chabay” es un violador confeso. Hay que recordar que acudió a un juicio abreviado en el que admitió que violó a una señora en los sillones de intendente de La Banda, la tarde en la que la víctima concurrió a pedirle un trabajo en la comuna.

Impedimentos

En este febrero Ruiz cumple su condena de tres años en suspenso, impuesta luego de que admitió el incalificable hecho contra una mujer indefensa.
A partir de este febrero, entonces, comienzan a correr los cinco años de inhabilitación para ocupar cargos públicos que también le impuso la justicia y que él avaló sin protesta y sin apelación alguna.
Concretamente, sólo podría ser candidato en febrero de 2023.
Todo lo dicho está avalado por los artículos 136 inciso 3 y 160 de la Carta Orgánica de la municipalidad de La Banda.
Por ello, tampoco es serio lo que dice “Chabay”, prometiendo que la señora Margarita Barrientos, en su condición de amiga del presidente Mauricio Macri, “moverá hilos” en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a fin de reformar estas imposiciones de la Carta Orgánica de la comuna bandeña.
Recordemos el texto del artículo 136, inciso 3): “Impedimentos. No podrán ser intendente ni concejales municipales de La Banda los condenados por delitos dolosos hasta transcurridos cinco (5) años de haber purgado su condena”.
A su vez, el artículo 160 reza: “Requisitos, inmunidades, incompatibilidades e inhabilidades. Para ser electo Intendente Municipal se requiere tener ciudadanía en ejercicio; veinticinco (25) años de edad como mínimo a la fecha de la asunción; dos (2) años de residencia inmediata y efectiva en el Municipio, no causando interrupción la ausencia motivada por el ejercicio de cargos públicos nacionales o circunstancias excepcionales ajenas a la voluntad del elegido. Rigen para el Intendente Municipal idénticas inmunidades, incompatibilidades e inhabilidades que para los Concejales.

domingo, 18 de febrero de 2018

¿Cuál es la mayor estafa del mundo? La educación

Por Moisés Naím, en El País, de España.

Cada día, 1.500 millones de niños y jóvenes en todo el mundo acuden a edificios que se llaman escuelas o colegios. Y allí pasan largas horas en salones donde algunos adultos tratan de enseñarles a leer, a escribir, matemáticas, ciencias y más. Esto cuesta el 5% de todo lo que produce la economía mundial en un año.
Una gran parte de este dinero se pierde. Y un costo aún mayor es el tiempo que desperdician esos 1.500 millones de estudiantes que aprenden poco o nada que les vaya a ser útil para moverse eficazmente en el mundo de hoy. Los esfuerzos que hace la humanidad para educar a sus niños y jóvenes son titánicos y sus resultados son patéticos.
En Kenia, Tanzania y Uganda, el 75% de los alumnos de tercer grado no sabe leer una frase tan sencilla como: “El perro se llama Fido”. En la India rural, el 50% de los alumnos de quinto grado no puede restar números de dos dígitos, como 46-17, por ejemplo. Brasil ha logrado mejorar las habilidades de los estudiantes de 15 años, pero al actual ritmo de avance les llevará 75 años alcanzar la puntuación promedio en matemáticas de los alumnos de los países ricos; en lectura, les llevará más de 260 años.
Estos y muchos otros datos igual de desalentadores están en el Informe sobre el Desarrollo Mundial del Banco Mundial. El mensaje central del informe es que escolarización no es lo mismo que aprendizaje. En otras palabras, ir al colegio o a la escuela secundaria, y hasta obtener un diploma, no quiere decir que ese estudiante haya aprendido mucho.
La buena noticia es que los progresos en escolarización han sido enormes. Entre 1950 y 2010, el número de años de escolaridad completados por un adulto promedio en los países de menores ingresos se triplicó. En 2008, esos países estaban incorporando a sus niños a la educación primaria a la misma velocidad que lo hacían las naciones de mayores ingresos. Claramente, el problema ya no es la falta de escolaridad. No se trata de que niños y adolescentes no puedan ir a la escuela, el problema es que, una vez llegados allí, no aprenden. Más que una crisis de educación, lo que hay es una crisis de aprendizaje.
 Niños, durante una clase en una escuela de Gondar, en Etiopía.
El Banco Mundial enfatiza otros dos mensajes: uno es que la escolarización sin aprendizaje no es solo una oportunidad perdida, sino también una gran injusticia. Los más pobres son quienes más sufren las consecuencias de la baja eficacia del sistema educativo. En Uruguay, por ejemplo, los niños de sexto grado con menores niveles de ingresos fracasan en matemáticas cinco veces más que quienes provienen de hogares más ricos.
Lo mismo sucede con las naciones. El estudiante promedio más pobre tiene un peor desempeño en matemáticas y lenguaje que el 95% de los estudiantes en los países ricos. Todo esto se convierte en una diabólica maquinaria que perpetúa y aumenta la desigualdad, la cual, a su vez, es un fértil caldo de cultivo para conflictos de toda índole.
Las razones para esta bancarrota educacional son múltiples, complejas y aún no plenamente entendidas. Van desde el hecho de que muchos de los maestros y profesores son tan ignorantes como sus estudiantes y que sus niveles de absentismo laboral son muy altos, hasta que los alumnos sufren de malnutrición o que no tienen libros y cuadernos. En muchos países, como México o Egipto, por ejemplo, los sindicatos de trabajadores educativos son formidables obstáculos al cambio y, con frecuencia, la corrupción en el sector es alta. Partes importantes de los sustanciales presupuestos para la educación no benefician a los estudiantes sino a los burócratas que controlan el sistema.
¿Qué hacer? Lo primero es medir. Por razones políticas, muchos países se resisten a evaluar de manera transparente a sus estudiantes y profesores. Y si no se sabe qué estrategias educativas funcionan y cuáles no, es imposible ir mejorando la puntería. Lo segundo es comenzar a darle más peso a la calidad de la educación. Si bien es políticamente atractivo anunciar que un alto porcentaje de los jóvenes de un país van al colegio, eso de nada sirve si la gran mayoría de ellos aprende poco. Tercero: empezar más temprano. Cuanto más mejore la educación a edades tempranas, más capaces de aprender serán los estudiantes de primaria y secundaria. Cuarto: usar la tecnología de manera selectiva y no como una solución mágica. No lo es.
Quizás el mensaje más importante es que los países de menores ingresos no están condenados a que sus jóvenes no aprendan. Corea del Sur era en 1950 un país devastado por la guerra y con altos índices de analfabetismo. Pero en solo 25 años logró crear un sistema educativo que produce algunos de los mejores estudiantes del mundo. Entre 1955 y 1975 Vietnam también sufrió un terrible conflicto. Hoy sus estudiantes de 15 años tienen el mismo rendimiento académico que los de Alemania. Sí se puede.