miércoles, 17 de julio de 2013

La CGT, con el candidato a tercer senador

Neder (ministro de Gobierno y líder de Bases Peronistas), Gerardo Montenegro (candidato a  senador nacional y referente de la CGT-Santiago), y Gerardo Montenegro (gobernador y conductor del Frente Cívico por Santiago).
Un fallo de la Cámara Nacional Electoral provocó un impacto sin precedentes en la política santiagueña al habilitar que el representante de la CGT-Santiago, Gerardo Antenor Montenegro, concurra como candidato a senador nacional adherido y en colectora con los candidatos a diputados nacionales, gobernador y vice y diputados provinciales  del Frente Cívico por Santiago, lista que aparece favorita en las elecciones del 27 de octubre y que lidera el gobernador Gerardo Zamora.
Consecuentemente, será la primera vez, al menos en nuestro distrito, que se permite colectora en cargos nacionales (senador y/o diputado), por lo que esta resolución judicial brinda a los cegetistas con vocación política una oportunidad única de llegar a un escaño del Senado Nacional.
Esto es así: el Frente Cívico por Santiago es la fuerza mayoritaria de la provincia, liderada por Gerardo Zamora (de extracción radical), el ministro de Gobierno, José Emilio Neder (de origen pejotista) y Gerardo Montenegro (peronista y gremialista)
Decimos esto para explicar que el frente gobernante o zamorismo va a concurrir con dos boletas idénticas, diferenciadas únicamente en la categoría a senador; una con Daniel Brué a la cabeza y la otra con Montenegro en primer lugar, que aprovecharán la tracción de Gerardo Zamora para llevarse las tres bancas en la Cámara Alta.

Los objetivos políticos

La ingeniería de participar con boleta oficial y una colectora de la CGT busca que el 27 de octubre triunfe, como cantan todas las encuestas, el Frente Cívico por Santiago y alcance dos bancas de senadores (Daniel Brué y Ada Iturrez de Cappellini, reelecta), y que el Frente Popular logre el segundo lugar y, de este modo, obtenga el escaño de la minoría y pueda investir de senador nacional al sindicalista Montenegro.
Por supuesto, lo que se busca es hacer desaparecer de la escena política a las huestes del intendente de La Banda, Héctor Eduardo “Chabay” Ruiz y del radical Emilio Rached, y conseguir la hegemonía de la coalición hoy gobernante que conforman el zamorismo, Bases Peronistas y la CGT-Santiago.
Además, se prepara el terreno para el año próximo, buscando ganar la Intendencia de La Banda, donde “Chabay” viene sentando sus reales desde hace dos décadas. La CGT, con esta ofensiva, tiene un objetivo claro para el 2014, que es llevar a la municipalidad de La Banda o un peronista de la política o a un peronista del sindicalismo.
El tercer objetivo, también tiene su importancia, puesto que en las elecciones del 27 de octubre, un gran sector del PJ que integran los cegetistas y los de Bases Peronistas, van a enfrentar al Frente para la Victoria que está compuesto por figuras como Marcelo Nazar que, en la actualidad, junto al Movimiento Viable de “Chabay”, controla el distrito Santiago del pejotismo.
La aparición de Montenegro, entonces, plantea también una interna abierta para dirimir, finalmente, quién es quién dentro de la estructura del Partido Justicialista. 

El trabajo “en la calle” de la CGT-Banda

Montoya y Bernasconi, al final de los operativos sanitarios en barrios de La Banda.
Los integrantes de la CGT-Banda continúan con el trabajo social en distintos sectores barriales postergados, a través de los denominados operativos sanitarios, en los que además de la solidaridad de trabajadores anónimos concurren médicos, enfermeros y equipos del Ministerio de Salud de la provincia.
Esta acción social es organizada por el sindicalista, diputado provincial, referente de la CGT Band  y secretario de Trabajo, Andrés Bernasconi, con el concurso del  dirigente sindical Víctor Montoya, de Trabajadores y Obreros de laSalud (TOS).
Ambos gremialistas definieron como “exitosos” a los operativos sanitarios que se llevaron a cabo en el barrio Villa Inés y en la sede de TOS (Aristóbulo del Valle 666), consistente en mamografía, consultas ginecológicas, educación sexual a los jóvenes, clínica médica, pediatría etc.

lunes, 15 de julio de 2013

Acerca del voto popular

Por Aldo Bravo, líder del Partido Socialista-Santiago.
En cada oportunidad que tiene Cristina Fernández se refiere elíptica o directamente a la frustrada elección popular de los miembros que integran el Consejo de la Magistratura. Todos sabemos que la Corte Suprema de Justicia de la Nación tachó de inconstitucionales algunos de los artículos de las leyes que había aprobado el oficialismo K y sus aliados provinciales. Entre ellos, los artículos que establecían el incremento de los miembros del Consejo de la Magistratura y la convocatoria a la elección de consejeros el próximo 11 de agosto en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (Paso).
El 9 de julio dijo en Tucumán : “No me hablen de seguridad si no democratizamos la Justicia…”.  El 20 de junio en Rosario se había postulado para jueza cuando termine su segundo mandato presidencial y deslizó en su incontinencia verbal la posibilidad de medidas cautelares que alguna vez puedan impedir la elección del Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.
Este alarde demagógico de endiosar la llamada voluntad popular tiene un costado bastante oscuro. Los socialistas que pertenecemos a la izquierda democrática somos muy respetuosos del voto popular y aceptamos -como debe ser- el veredicto que en los comicios dejan las urnas, pero también hace mucho tiempo que venimos reclamando una autentica reforma política que instale la boleta única tal como lo hemos hecho en Santa Fe, durante el gobierno del doctor Hermes Binner.  A fines de 2010 cuando el gobierno K aprobó la ley de  Democratización y Transparencia Electoral mantuvo “inexplicablemente” el obsoleto sistema de las boletas electorales (sábanas).
             
Transparencia

Pese a los dichos del Gobierno nacional, nada se hace a favor de la boleta única o al  voto electrónico en la Argentina.
La verdadera razón por la cual se mantiene la emisión del voto tradicional en las elecciones nacionales tiene que ver con la poderosa influencia que significa para el poder político de turno ser la única fuerza en condiciones de controlar el total desarrollo del acto comicial. Pensemos que en todo el territorio nacional habrán varias decenas de miles de mesas de votación: ¿qué fuerza política nacional tiene la cantidad suficiente de recursos humanos (militantes) y económicos para fiscalizar correctamente?  Obviamente la respuesta es: ¡ninguna!
¡Este es el verdadero motivo por el cual no se hace lugar a la boleta única o al voto electrónico!  Con el sistema actual los partidos quedan rehenes de la empresa que el Estado contrata para la distribución de los votos y de la honestidad cívica de las autoridades de mesa que son designadas por la justicia Federal con competencia electoral de cada distrito. Pero también es cierto que por más que no haya votos en una cantidad indefinida de mesas de alguna de las fuerzas que compiten en la elección, la jornada electoral sigue su curso. Otro tanto sucede si los votos son sustraídos durante el acto electoral y no hay fiscales para hacer la reposición de los mismos. Y, por supuesto, a la hora del escrutinio, cuando se cargan los datos en el telegrama que se le hace entrega a los encargados de trasladar las urnas hasta el centro de cómputos.
Es decir, una serie de situaciones que se pueden presentar que están libradas a la buena voluntad de personas ajenas al oficialismo de cada provincia. Imaginemos a los gobernadores K -despojados de este control absoluto- que se disputan entre sí el cetro de la victoria electoral por el mayor porcentaje posible para después ir a Buenos Aires a ofrecérselo a CFK. Y a nivel provincial a los intendentes y comisionados santiagueños que compiten por el trofeo del triunfo más amplio hasta el desparpajo de llamar a una de nuestras ciudades más queridas “Capital nacional del kirchnerismo”.
Acaba de hacerse público que a cada elector se le entregará un comprobante de haber votado y ya no se sellará el documento de identidad. Si esto contribuye a transparentar la elección, bienvenido sea. Sin embargo, seguimos sosteniendo la puesta en práctica de la boleta única que libera a los partidos políticos de la necesidad de tener un fiscal en cada mesa de votación, ya que el presidente de mesa es el que hace entrega de la boleta y el elector sólo tiene que marcar con una lapicera el candidato de su preferencia. A su vez se emplean tantos tipos de boletas y de urnas como categorías de candidatos se eligen, evitando de este modo el efecto arrastre negativo de la lista sábana y que algunos vivos pongan su nombre en la boleta al sólo efecto de la tracción a favor de candidatos desconocidos.

Voluntad popular

En consecuencia, si tanto se vocifera sobre la voluntad popular lo primero que hay que hacer es garantizarla. Lejos están de hacerlo el gobierno nacional y sus seguidores provinciales.
Por ello, han mantenido el statu-quo en cuanto al sistema electoral y de allí también los porcentajes surrealistas que aparecen en tantas provincias de la Argentina.
Y esto sin entrar a desmenuzar cómo se tergiversa el derecho a elegir libremente mediante la práctica del clientelismo más brutal que tengamos memoria.   

Horizontes posibles para desmonopolizar la televisión por aire en Santiago

Por Ernesto Picco, editor Revista Trazos / Conicet-Unse / Ucse.
Empecemos por despejar un error común: no es cierto que hay monopolios en el mapa de medios nacional. Decir eso es una falacia. Sí: hay concentración. Hay más de un gran pulpo mediático, y mientas los más antiguos luchan por no perder terreno ante el impulso que la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual pretende darle a la desconcentración de la propiedad de los medios, otros buscan fortalecerse y crecer en un escenario en el que se están reorganizando las posiciones de poder mediático. Entre los primeros está el gran entramado de empresas del Grupo Clarín, enfrentado al gobierno nacional, y entre los segundos están los que han intentado perdurar, adaptarse o crecer a la sombra estatal, como el Grupo Vila o el Grupo 23. Digámoslo entonces: más que monopolios lo  que hay en la Argentina es un oligopolio polarizado donde dos bandos proponen marcos interpretativos opuestos de la realidad en función de sus intereses económicos. Entender esto nos ayuda dimensionar el problema de la existencia de los escenarios donde sí existen verdaderos monopolios mediáticos. Por caso, Santiago del Estero, donde funciona un solo canal de televisión por aire, propiedad del Grupo Ick, que además tiene diversificada su actividad mediática controlando los medios impresos y radiales de mayor penetración (El Liberal y Radio Panorama), junto con otras actividades financieras y de servicios vinculadas al Estado provincial, en un caso extremo de concentración económico-mediática.
Y aquí es donde es necesario despejar un segundo error común: no hay nada malo con el Grupo Ick. No hay nada que objetarle. Su posición de supergrupo dominante de la economía local ha sido lograda en los últimos 30 años siguiendo cuidadosamente el marco de la ley, y aprovechando las influencias políticas e institucionales que ha logrado construir en ese trayecto. Lo que podría objetarse, en todo caso, serían las reglas del juego que permitieron un crecimiento tan desigual de los grupos mediáticos en un escenario de competencia salvaje, o el papel de otros actores que no supieron sostener su lugar en ese escenario. De cualquier modo, debe quedar claro que en la provincia sí existe un monopolio de la televisión por aire, y que este es un problema estructural al que se le suma la existencia de un duopolio de la prensa gráfica concentrada por el propio Grupo Ick y el Grupo Cantos, ambos alineados editorialmente con el Estado provincial.
Este escenario no deja lugar a otras voces: o porque las reglas del juego no lo han permitido, o porque esas otras voces no han sido capaces de fortalecerse y hacerse escuchar. Así las cosas, hay un gran número de actores sociales, de temas y de conflictos que parecen no existir, y que son invisibilizados ante el desinterés – a veces impensado, otras estratégico – de los grandes medios locales. 
¿Qué hacer entonces, para tener una comunicación audiovisual más plural, participativa y visibilizante de la diversidad y las diferencias en la provincia? Con esta pregunta en mente, el jueves 4 de julio se realizó en Adatise un encuentro organizado por la delegación local de Afsca y el Foro Santiagueño por una Comunicación Democrática para conocer qué herramientas ofrece la ley en vigencia para avanzar en ese camino y, sobre todo, qué papel le toca jugar a las universidades.

Televisión y universidad en Santiago

Uno de los puntos que se ha intentado remarcar desde la autoridad de aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es que la desmonopolización no implica cerrar medios si no abrir otros nuevos. En el ámbito de la televisión, a finales de 2011 se llamó a una licitación para otorgar licencias a nuevos canales de televisión. En Santiago se contemplaba la apertura de dos privados y dos sin fines de lucro. El llamado cayó a mediados de 2012, y desde que asumieron las autoridades locales de Afsca en octubre del año pasado, se ha insistido en que la expectativa más fuerte en la apertura y consolidación de nuevos canales de televisión está puesta en las universidades.
El Canal 3 de la Universidad Católica tiene tres singularidades que lo ponen en una situación diferenciada: que se trata del canal de una universidad privada – la nueva norma privilegia a las públicas –; que su licencia fue otorgada en 2004, antes de la sanción de la nueva ley; y que se encuentra legalmente impedido de innovar en los contenidos que transmite. En la actualidad sólo produce un noticiero nocturno, la señal no tiene buena llegada y no es tomada por las distribuidoras de cable locales.
En la Universidad Nacional la situación es diferente. Se encuentra en preparativos para recibir la licencia de un canal de aire que por ley el Afsca le otorga a las universidades públicas. Desde hace un tiempo existe Unse Tevé como productora, que ha elaborado una importante cantidad de productos. Una parte de esta producción, que puede verse aquí, está destinada al ámbito local, y que circula por internet. Otras propuestas de producción han sido destinadas al Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino (Bacua) en el marco del Programa Polos Productivos Audiovisuales y pueden verse aquí.

Perspectivas, discusiones y expectativas

Interesante trabajo sobre el  papel de la universidad en relación a la apertura de un nuevo canal de aire en Santiago del Estero.
La discusión por la visibilización de nuevas voces en la televisión tiene dos dimensiones: por un lado la de la producción de contenidos, y por otro la de la pantalla donde esos contenidos puedan verse. Muchos pequeños, medianos y grandes productores pueden generar contenidos, pero pocos pueden tener un canal de televisión. En lo que respecta a la producción, Santiago ha mostrado un importante crecimiento en los últimos dos o tres años. A las producciones de Unse Tevé se les suman las de Sanitago del Video, las del equipo de producción de Pablo Argañarás, la del director santiagueño Daniel Jerez, entre otras. Pero el problema que tienen estas producciones es grave: no se ven. Su circulación se restringe a muestras o exposiciones públicas esporádicas, se ven en festivales en extranjeros, o se encuentran embargadas en bancos de contenidos nacionales. Ahí está el problema de la pantalla. A esto se debe en parte la gran expectativa puesta en la apertura del canal de una universidad pública, que pueda significar un espacio donde se visibilicen estas y otras producciones.
Es importante hacer párrafo aparte para las producciones de televisión por cable. Tanto en Canal 4 de Cable Express como en Canal 14 de TIC ha aumentado la producción de diversa calidad. Sin embargo, su penetración es ínfima en relación a la que tiene la televisión por aire.
En el encuentro que Afsca y el Foro Santigueño por una Comunicación Democrática organizaron en Adatise pudo verse la tensión entre dos perspectivas respecto al papel de la universidad en relación a la apertura de un nuevo canal de aire: la de los productores, los estudiantes y el público, que demandan un espacio que pueda albergar nuevas producciones y nuevas voces; y la de las autoridades de la universidad, que advierten permanentemente que se trata de un proceso de largo aliento en el que, según señaló Mage Alonso, Directora de Comunicación de la Unse, “se está pensando un espacio que se pueda sostener los próximos veinte años”.
¿Qué falta, entonces, para que ese canal pueda ser una realidad? Desde la Unse explican que los avances deben darse en varios aspectos. Uno es la infraestructura: ya existen planos para el nuevo canal que se encuentran en evaluación, y en el futuro deberán llegar las obras. Otro es el de la capacitación y el desarrollo de capacidades productivas: se trata del tema en el que más se ha avanzado – cuyos resultados ya pueden verse en algunas de las producciones – pero en el que a la vez más falta avanzar, ya que es necesario tener una capacidad operativa que permita sostener varias horas de aire diario. El otro aspecto es el de las condiciones laborales: sostener una infraestructura de este tipo, en términos materiales, económicos y laborales, implica la incorporación de un importante grupo de profesionales de la comunicación, que la universidad deberá absorber con todas las condiciones legales del caso.
En ese escenario actual y con esas perspectivas a futuro, el proceso avanza entre la ansiedad de unos y la estrategia de otros – que es económica, pero también es política – en el que la Universidad Católica también ha jugado y jugará un papel importante. Ya se han entablado diálogos interinstitucionales para analizar la posibilidad de alianzas estratégicas en el ámbito de la producción audiovisual. Además, debe decirse que tanto los cargos directivos del área de comunicación de la Unse y del Nodo de Producción Audiovisual están ocupados por graduados de la carrera de Comunicación de la Ucse, y la mayoría del personal del área está compuesta por egresados, estudiantes y pasantes de esta casa de estudios. Al no haber una carrera de comunicación en la universidad pública, la complementariedad de ambas instituciones se vuelve fundamental para pensar el futuro y también el presente más urgente.