jueves, 17 de septiembre de 2020

Nuevo libro de “Tino” Calabrese, sobre José Gervasio Artigas

Tapa del nuevo libro de historia (el cuarto) del doctor Antonio Calabrese, sobre el legado de José Gervasio Artigas en la Guerra de la Independencia  de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

El abogado nacido en Buenos Aires pero arraigado en Santiago del Estero, doctor Antonio “Tino” Calabrese, acaba de publicar su cuarto libro sobre historia, esta vez dedicado a José Gervasio Artigas.
La obra, titulada Artigas: tiempos de tempestades, editada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se trata de un ensayo histórico en defensa del militar y estadista rioplatense que actuó durante la Guerra de la Independencia  de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Artigas se destacó también por ser un adalid del federalismo  en lo que fue por entonces la Argentina y Uruguay. Asimismo, recibió los títulos de Jefe de los Orientales y Protector de los Pueblos Libres y, además, es honrado en ambas márgenes del Río de la Plata.
El doctor Calabrese intenta en este trabajo refutar a la historiografía oficial de nuestro país que, mayoritariamente, condenó a Artigas como “un anarquista, un bandolero y un contrabandista, rodeando de un silencio misterioso su accionar”.
Asimismo, el historiador sostiene que “hubo una sobrevaluación de la personalidad de José Gervasio Artigas de parte de la historiografía uruguaya”.
En una síntesis, juzga en su libro que tanto historiadores uruguayos como argentinos, “entregaron a la posteridad una figura distinta a la que fue”.
Luego de todo ello, Calabrese enfatizó que “fue un caudillo argentino, republicano (cuando todos eran monárquicos), federal, (cuando todos eran unitarios), e independentista mucho antes que ninguno, apenas producidos los hechos de 1810”.
“Por muy artiguistas que sean los uruguayos, nunca harán de Artigas un uruguayo, porque siempre se opuso a la segregación, a la división, a la mutilación de las Provincias Unidas, a pesar de su lucha contra Buenos Aires”, insiste el autor.En Artigas: tiempos de tempestades, por otra parte, el doctor Calabrese desarrolla un pasaje importante que reivindica la lucha de Juan Francisco Borges en Santiago del Estero, en el mismo sentido y en coincidencia a las proezas de Artigas.

El autor

El doctor Antonio “Tino” Calabrese es abogado constitucionalista, historiador, político y periodista columnista del sitio lacity.com.ar. 
En nuestra provincia ocupó cargos como ministro de Economía, fiscal de Estado adjunto, secretario general de la Gobernación y diputado provincial. 
Asimismo, se desempeñó como docente de posgrado, por más de quince años, en el Instituto Nacional de Antropología, en Buenos Aires, siendo autor de la única obra sobre la materia, en su especialidad, titulada La protección legal del patrimonio cultural (arqueológico y paleontología).
Calabrese escribió las siguientes obras: Manuel Dorrego (el héroe y sus tribulaciones), en 2010; José de San Martín, ¿un agente inglés?, en 2012 y El mito del federalismo, en 2015.
“Tino” Calabrese vivió y se aquerenció en nuestro medio y actuó en funciones públicas como ministro de Economía, fiscal de Estado adjunto, secretario general de la Gobernación y diputado provincial.

domingo, 13 de septiembre de 2020

En el cumpleaños de “Nina”, “Chiqui” Azar recordó a Juárez

Por el doctor José Antonio Azar.+

El doctor José Antonio “Chiqui” Azar, cuando actuó como abogado del líder justicialista  Carlos Arturo Juárez, a quien rinde homenaje en esta nota.
El mes de julio a despecho del mes del cumpleaños de la Madre de Ciudades, aparece en mi caja de imborrables e imperecederos recuerdos tres episodios que llevo como un despojo caliente y como marca indeleble en mi espíritu: los fallecimientos de Juan Domingo Perón (01/07/1974), de mi padre José Antonio Azar (01/07/1983) y de Carlos Arturo Juárez (03/07/2010).
Anochecía en Santiago del Estero en un día frío del mes de julio, cuando recibí por vía telefónica en mi domicilio la noticia infausta y fatídica: Juárez había fallecido en el sanatorio San Francisco donde estaba internado. Se estremeció mi carne y mi espíritu. Siempre nos resistimos a analizar la posibilidad de su muerte y ahora me resistía a aceptar la veracidad de la cruel realidad.
Al arribar al sanatorio San Francisco,  y al penetrar en su ámbito, tuve ya la semblanza difusa por cierto y la sensación de irremediable orfandad circulando por todo el edificio. No había resignación. Estaba presente una actitud de sumisa entrega impotente, al designio del destino. Se había escapado toda energía activa, se había escabullido toda voluntad de lucha. Los congregados compañeros atribulados, deambulaban por las habitaciones congestionadas, como perdidos en los pasadizos de la propia perdición del centro de salud.
Jamás olvidaré la impresión de desahucio de esa larga noche, porque la llevo colgada como un despojo caliente en el más recóndito pliegue de mi alma. Al penetrar en la habitación y acercarme vacilante al lecho donde yacía Juárez, certifique con mis ojos la verdad absurda y pavorosa. Al contemplar la lividez del formidable líder y conductor yerto, pensé en las palabras de San Pablo.
Solamente pudo ser vencido por su último e invencible enemigo y mi memoria comenzó a hundirse en la evocación de su gesta perdurable en la provincia al haber sido elegido por la voluntad popular cinco veces gobernador de Santiago del Estero, diputado nacional y tres veces senador de la Nación (solo equiparable a Joaquin V. González) por el voto mayoritario del pueblo.

La ausencia rectora del líder

Foto memorable con Carlos Juárez escoltado por el presidente Juan Domingo Perón y “Evita”, en un acto en la escuela Normal de nuestra capital.
A su lado, inmóvil frente a su inmovilidad eterna, mezclé la congoja con el enjundioso recuerdo de los días triunfales cuando asumí como abogado defensor en causa penal una ofensiva judicial nunca vista en los anales de la justicia Federal y Ordinaria, promovida por una intervención Federal en el año 2004.
Cuando desaparece un prohombre, nace necesariamente una leyenda para ayudar a enfrentar la vida sin su guía. Un hombre se iba definitivamente para tornar más perentoria su presencia, para volverse más indispensable. Quizá para acercarse más, desde la evocación permanente y desgarrada, a quienes más lo preocuparon, en la larga travesía de sus ásperas jornadas reparadoras, advirtiendo en ese momento, nuestra supina impotencia de reemplazo y la más tortuosa evidencia que nadie podría disimular su desmesurada ausencia rectora.
Chesterton decía “La cultura consiste en que los muertos estén vivos”.
A continuación transcribo el discurso póstumo preparado para despedir al doctor Carlos Arturo Juárez en el cementerio Parque de la Paz: “Vengo a despedir a mi maestro y amigo. Una honda tristeza se anida en mi corazón y tengo los ojos enrojecidos por las lágrimas que he derramado por usted. Pero siento al mismo tiempo una resignación, producto quizá de haberme mimetizado en su señera figura y personalidad, de la cual aprendí que el mayor tesoro del hombre es tener honor, lealtad, dignidad y respeto hacia todas las personas. Esos atributos en el hombre los he aprendido de memoria y usted me los ha demostrado.

Los perfiles que se deben destacar

Carlos Arturo Juárez y su esposa “Nina” Aragonés, conductores del pueblo justicialista de Santiago del Estero, en un momento de triunfo electoral.
Seguramente, en el futuro, no habrá historiador santiagueño de prestigio que se permita no escribir la biografía del Dr. Carlos Arturo Juárez; por tanto las referencias que formularé a continuación, no serán más que una brevísima síntesis de su prestigiosa actuación pública, sin par en nuestra provincia.
Antes de continuar me detendré brevemente para afirmar, que no puedo permitirme dejar de poner de resalto que quien me honrara permitiéndome que lo represente en esta causa en que se defiende su honor, todo lo que obtuvo en su vida fue en base a sacrificio: estudio, trabajo, y demás dotes personales, lo que es de público y notorio, y cuyo reconocimiento fue puesto de manifiesto por el pueblo santiagueño en innúmeras elecciones, en que mayoritariamente le dieron su voto para que gobierne.
Todos sus contemporáneos lo recuerdan como un talentoso y destacado estudiante, en el foro local como un exitoso abogado y hoy en las más altas esferas de nuestro país, especialmente en el Congreso de la Nación, como un jurista de nota, al cual sus compañeros de banca permanentemente consultaron y recurrieron para que exponga su pensamiento en los debates más trascendentes.
Escritor pulcro y visionario. A quien desconozca esta faceta de su personalidad lo invito a recorrer las páginas de su obra “Hora Crucial en la Argentina” (Peña Lillo editor), en donde se luce haciendo gala de un gran conocimiento de la situación política, y muy especialmente del lenguaje hispano.
Figura excluyente de la historia política provincial. Destacado hombre de la democracia. Todos los cargos públicos que ocupó, fueron durante períodos de gobiernos constitucionales.-
Cinco veces asumió la Gobernación de la provincia mediante el voto popular, en elecciones que jamás fueron objetadas; prueba de que el pueblo santiagueño lo reconoce como un gran estadista, y excelente administrador.
Tres veces fue electo senador de la Nación, ocupando en cada período la presidencia de la comisión de Asuntos Constitucionales (la más importante), sólo igualado en tan alto honor, por el extinto gran maestro de Derecho Constitucional Joaquín V. González.
Asimismo, otras tantas veces diputado de la Nación. Siempre con una descollante actuación, en que lució su dignísima trayectoria y talento excepcional, exhibiendo su vasta cultura y haciendo gala de una brillante capacidad oratoria; todo ello reconocido hasta por sus circunstanciales adversarios políticos.
Cabe destacar, la presencia de las altas autoridades nacionales que desde distintos puntos del país llegaron a nuestra provincia para acompañarlo en su cuarta asunción a la Gobernación de nuestro Santiago del Estero, como testimonio de un público reconocimiento a la alta consideración en que se lo tiene.
Todo ello sin desmerecer otras actividades políticas y profesionales que desarrolló, y que todos los santiagueños conocemos.
Fue y será un político con una trayectoria excepcionalísima en el seno del movimiento nacional Justicialista. Fundador del partido Justicialista, ejerció la presidencia en varias oportunidades en nuestro distrito, y por si esto fuera poco la presidencia de su Congreso Nacional, como así también otros importantes cargos partidarios nacionales y provinciales.
Por último, sólo me resta decirle las palabras del poeta que: “Todo sucederá. Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón. Pero jamás podrá apagarse en mí la llama de tu amor. No son muertos los que en la dulce calma la paz disfrutan del sepulcro frío, muertos son los que tienen muerta el alma y viven todavía. La vida no es la vida que vivimos, la vida es el honor, es el recuerdo. Por eso existen en este mundo, hombres muertos que están vivos y hombres vivos que están muertos”.
¡Hasta siempre Carlos Arturo Juárez…!
*A solicitud de Arena Política, el doctor “Chiqui” Azar recordó a su amigo y conductor, este sábado 13 de septiembre, en el cumpleaños de Mercedes Marina Aragonés; esposa y compañera de la militancia política de Carlos Juárez.