sábado, 23 de mayo de 2009

Conversaciones



Por un Viejo Peronista

Me estaban esperando en Fini, venía del banco a ver si me cambiaban unos cheques que cobré por le venta de dos jaulas de terneros. Pensaba encontrar a la barra de amigos e irnos luego al mercado Armonía a comer algo; una pequeña siesta en mi habitación del Savoy y luego a subir a la camioneta para llegar a mi campo de Alberdi por el camino de la costa, si se puede llama camino a esa ruta donde vivo.

“¿Qué sabe de la impugnación a la Martita, de Aníbal Fernández”?, me preguntó Ciríaco Gómez, de Choya. “Dígame, ¿no sabe leer usted? A la Marta Velarde no la impugno nadie. Aníbal, que estuvo refugiado en Santiago del Estero cuando anduvo prófugo de la justicia por su actuación como intendente de Quilmes, dijo que lo de Martita es legal, que cumple con las leyes y que la situación de Néstor es parecida, por eso se la agarró con este muchacho Gil Saavedra diciendo ‘¿Por qué nos impugna?’ Eso es todo”, le contesté.

“Pero mire el lío que se armó aquí”, puso su bocadillo Carlos Arturo Mansilla, que siempre se viene de Chilca Juliana, cuando el camino lo permite.

“¡Qué lío, por favor!”, le contesté. Son pavadas que dijo el interventor del Partido Justicialista, un caradura de Río Negro que le anduvo rogando a Gerardo Zamora y, como éste ni le contestó, no logró presentar una fórmula peronista y ahora va detrás de “Chabay”. Este interventor nos terminó de matar.

Luego de un poco de silencio, Círíaco Gómez me dice: “Amigo, usted siempre se mandó la parte de ser amigo de Arturo Velarde pero no hace nada contra la campaña de Cantos, en el Nuevo pasquín”

“Usted lo ha dicho amigo”, contesté. “Usted cree que yo, que me le animé a Carlos Juárez con Tres Banderas en el 83 me voy a rebajar a ocuparme de ese desvergonzado, ignorante, que nos avergonzó a todos los santiagueños con sus papelones en Buenos Aires cuando era diputado nacional. No me haga reír. No debemos ocuparnos de ese traidor que pretendía cuatro millones para apoyar al peronismo luego de su derrota en la interna del 2005 y una banca”.

“Además –agregué-, yo me ocupo de peronistas, no de infiltrados y mercenarios como este personaje. Bueno me están haciendo enojar. Terminen los cafés que quiero tomar unos vinos, así que nos vamos al mercado a comer unas pastelitos de carne”.

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