sábado, 17 de noviembre de 2018

Al margen de la ley

Por Eduardo J. Maidana.
Tarde, pero más vale que nunca, he aprendido de lo que, de pronto es como escuchar por primera vez, aunque harto oído lo teníamos Y no es fácil  solventar la deuda  del oneroso costo de ese olvido. Entonces, ni siquiera  preferimos aceptar el honor de reconocer la deuda a cambio del deshonor de que siga impaga. Nada igual. Para los argentinos, culpables son aquellos que nos prestaron. Y desde esa convicción ¡Muera el FMI!
Jugadores curtidos en derrotas también usamos a destajo la opción a mano del clásico jugador: dar por saldada la deuda que se reconoce. No pagamos, pero es como si así fuese. Y nos seguimos endeudando. Hoy después de dos años y pico, ganamos la neutralidad que es tomar distancia del asunto, con la sola novedad reluciente: Macri debió decirnos hace dos años, el monto de las deudas, extranjeras y locales, del Estado que asumía presidir.
Que no lo haya hecho, es suya la responsabilidad por el pasado, de setenta y pico de años hasta ahora (1940/2018), de la cual no somos parte todos, y de la que quedamos desligados por su omisión. Por ejemplo el pluricegetismo y los paros decretados marcialmente por los generales, que despliegan a sus soldados en la real anarquía en la que estamos con creciente impaciencia. El costo de la jugada anárquica última, 31 mil millones  (dicen) ¿no tiene importancia?, sin dudar, claro que no.
Vaya, ¿los paros se pagan?, preguntan quienes sueñan que las jodas, del tipo que fuesen, son gratuitas. Que siga el baile.

¿No existe esa anarquía?

En el libro Un país al margen de la ley (Editorial Emecé, 1992) don Carlos S. Nino se tomó el trabajo de demostrarnos, a legos y leídos, que la música de fondo, el flujo de creencias que sostienen los valores y disvalores argentinos, es la anomia, luego, sin normas, lógico es reconocer que vivimos en la anarquía. Quizás tenga razón cuando usa anomia boba, para referirse a la manía de incumplir normas elementales, porque sí, y de las otras por costumbre.
A la anarquía  se la sintetiza como una organización horizontal, sin jerarquías. Recuerde que en Asturias, España, el anarquismo instaló sus creencias en los hechos concretos: declaró e hizo un estado comarcal sin estado, autoridades, ni propiedad privada, ni finanzas, ni moneda, en síntesis, la igualdad de la nada. La Utopia, es decir, un No-Lugar. 
Esa construcción en el aire, alarmó a los españoles. Al 1,2 millones de la Central de Trabajadores Anarquistas, más unos 300 mil de familiares, soltó estridente una alarma vecinal, y, antes de los ejércitos,  se mataron entre vecinos de pequeños y medianos pueblos,  decenas de miles.

Las sociedades secretas

Un libro muy especial el que escribió el argentino Carlos Santiago Nino, desencantado con los modos en que había evolucionado la vida democrática del país.
En este clima general anárquico, es decir anómico (sin normas), porque las leyes desaparecen cuando no se cumplen, hallan terreno propicio las sociedades  secretas, por sus propios objetivos, a los cuales, se descuenta conectados de hecho con los servicios, situación  a la que apetecen sólo aquellos que  participan del poder, de una u otra forma. ¿No está ocurriendo algo así en esta América?   
Por El Liberal y la expansión de las noticias, sabemos de contado, no fiado por nadie, que florecen grupos que, por consecuencia de la desaparición virtual de los partidos políticos,  a los cuales normalmente los reemplazan centros e institutos, algunos conocidos y otros no tanto. En el Edén socio-político no quedaron inocentes. Quiero decir, desapercibidos, pues no hay vacío que no prospere en el caos de la mentalidad ácrata.
Pascal, espoleado por su sed de saber, se consagró a estudiar el vacío y dos veces se topó con Dios. Otros se toparon con el anarquismo, que, a su vez, genera sociedades protectoras desde y para el poder.               
La masonería que publicita por los diarios, desde hace meses, su vigorosa presencia, dijo haber alistado 120 y pico de jóvenes, lo que importa una novedad, sabiendo como es sabido que se trataba de una sociedad secreta de quienes participan de algún modo del  poder. A un amigo que me avisó que se había convertido en masón, omití preguntarle sobre los fines que hoy  persigue.
Don Juan A, Figueroa, masón, fundador de El Liberal, creó aquí la Logia Voluntad. He leído de su autoría que declaraba que tres miembros no participaban del poder, pero eran personas respetables. (Sitial I de la Academia de Ciencias y Artes local). Luego, siendo jóvenes y no partes del poder ¿cuál es actualmente el objeto ideal, la finalidad? Sin duda está en la documentación que deben presentar las sociedades jurídicas. En el caso de que en los hechos así fuese, les correspondería responder a las autoridades. 

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