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jueves, 19 de agosto de 2010

Ahora quieren profanar la tumba de San Martín

Mausoleo de San Martín en la catedral de Buenos Aires.
No faltan los mal nacidos, se reproducen como conejos. Ahora quieren emular a ese payaso venezolano llamado Hugo Chávez para hacer una prueba de ADN a los restos de José de San Martín, a ver si es o no hijo de la india Rosa Guarú.
Cuando José Ignacio García Hámilton en un libro de título olvidable recordó la anécdota que circulaba entre los Alvear, enemigos de San Martín en vida, fue inmediatamente desmentido por tres docenas de historiadores serios, que dejaron por tierra su mal intencionado cuento.
Se trataba de un viejo chisme de familia, exhumado para la ocasión como si se hubiera tratado de una novedad revelada, un pecado que muchos historiadores aficionados no dudan en usar para maravillar a posibles lectoras de barrio Norte con supuestos descubrimientos. Que no son tales.
En estos días, uno de los diarios de Buenos Aires, en este caso Perfil, da como cierta la identidad dudosa de San Martín, para informar que Hugo Chumbita, docente e investigador, considera "muy importante" aclarar ese punto de la historia.
¿Por qué es importante?, se preguntan los historiadores serios, que saben acerca de la patraña que hay detrás. Porque una cierta historiografía actual, pretende que los grandes hombres del pasado eran iguales a Kirchner, a Menem o a Videla y que sus esposas podían ser unas Boloccos, Susanas Giménez o cualquier otra bataclana de la actualidad. Obviamente, vistas así las cosas, es posible que San Martín haya sido hijo de la india Rosa Guarú y de Diego de Alvear, es decir un bastardo indígena, dos condiciones -además- muy de moda en los tiempos que corren.
Sólo falta que filmen cuando abren el cajón de la Catedral de Buenos Aires en presencia de Ella o de Él, para que el momento sea perfecto, boliviarianamente hablando. La apoteosis de la profanación de la tumba se daría si también viniera Chávez, que hizo lo mismo con el cadáver de Simón Bolívar. 
Si estuviera vivo José López Rega, no faltaría a la cita y los aplaudiría a rabiar.

martes, 17 de agosto de 2010

El testamento de San Martín


Las imágenes son copia del testamento hológrafo original del General San Martín. 
En el nombre de Dios Todopoderoso, a quien reconozco como Hacedor del Universo: Digo yo, José de San Martín, Generalísimo de la República del Perú y fundador de su libertad, Capitán General de la de Chile y Brigadier General de la Confederación Argentina que, visto el mal estado de mi salud, declaro por el presente testamento lo siguiente:
1o. Dejo por mi absoluta heredera de mis bienes habidos y por haber, a mi única hija, Mercedes de San Martín, actualmente casada con Mariano Balcarce.
2o. Es mi expresa voluntad el que mi hija suministre a mi hermana María Helena, una pensión de mil francos anuales y, a su fallecimiento, se continúe pagando a su hija Petronila, una de doscientos cincuenta hasta su muerte, sin que para asegurar este don que hago a mi hermana y sobrina, sea necesaria otra hipoteca que en confianza, la que me asiste, de que mi hija y sus herederos cumplirán religiosamente ésta, mi voluntad.
3o. El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina, Don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido, al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataron de humillarla.
4o. Prohíbo el que se me haga ningún género de funeral y, desde el lugar en que falleciere, se me conducirá directamente al cementerio sin ningún acompañamiento, pero sí desearía el que mi corazón fuese depositado en el de Buenos Aires.
5o. Declaro no deber ni haber jamás debido nada a nadie.
6o. Aunque es verdad que todos mis anhelos no han tenido otro objeto que el bien de mi hija amada, debo confesar que la honrada conducta de ésta y el constante cariño y esmero que siempre me ha manifestado, han recompensado con usura todos mis esmeros haciendo mi vejez feliz, y le ruego continúe con el mismo cuidado y contracción la educación de sus hijas (a las que abrazo con todo mi corazón), si es que, a su vez, quiere tener la misma feliz suerte que yo he tenido. Igual encargo hago a su esposo, cuya honradez y hombría de bien no ha desmentido la opinión que había formado de él, lo que me garantiza continuará haciendo la felicidad de mi hija y nietas.
7o. Todo otro testamento o disposición anterior al presente queda nulo y sin ningún valor.
Hecho en París, a veintitrés días de enero del año mil ochocientos cuarenta y cuatro y escrito, todo él, de mi puño y letra. José de San Martín
ARTÍCULO ADICIONAL:
Es mi voluntad el que el estandarte que el bravo español Don Francisco Pizarro tremoló en la conquista del Perú, sea devuelto a esta república (a pesar de ser una propiedad mía), siempre que sus gobiernos hayan realizado las recompensas y honores con que me honró su primer Congreso.
José de San Martín
Es copia del original, que queda depositado en el archivo de esta Legación. París, 28 de septiembre de 1850. – Mariano Balcarce.

El texto está ajustado a la norma lingüística actual para facilitar la lectura del manuscrito original.