miércoles, 24 de junio de 2009

Contame primo: ¿Qué está pasando en Santiago?

Por Virginia Vulrrich

Se viene la curva final en la carrera electoral. Todo está dispuesto a pedir de boca. Es que sólo participarán aquellos que pudieron imprimir sus boletas, es decir que les alcanzó el mango aunque más no sea para presentar las listas.

¿Publicidad? No, no hay, está cara. ¿Alguna entrevista en los medios de difusión masiva para exponer el producto? Nada, hermano. Aquí todo es oficial, ningún propietario de los medios tradicionales es capaz de darle una oportunidad a los que recién se inician.

Ya se sabe, aquí todos juegan con la boleta del oficialismo.

El primo foráneo movió la cabeza de un lado a otro y dijo: “No puedo entender primo lo que está pasando en esta provincia. Ni en las mejores épocas del juarismo se vio tanta obsecuencia junta y tanta mezquindad”.

Así están las cosas le dijo el primo (santiagueño), al primo (tucumano), y acotó: “Este es el nuevo Santiago, el que, según los anuncios oficiales, está cambiando”.

“No lo sabía”, se escuchó como respuesta.

Pero el local insistió en explicaciones: “¿Y en qué consisten los cambios? Y, bueno, hay cosas que vos no conoces. Por ejemplo aquí mataron a 39 presos en el Penal de Varones y todavía no hay responsables de esa masacre. Todos saben quién es el responsable. Todos lo señalan y lo nombran con nombre y apellido, pero, el mandamás mira para otra parte cuando se toca el tema y lo confirma en el cargo”.

Exclamó e interrogó el foráneo: “¡Pero qué calamidad! ¿Y nadie dice nada?”

El santiagueño no se hizo esperar. “No. Porque a nadie le importa nada de nadie. Si te vas a quejar en la policía te meten preso, porque son cómplices de la impunidad. Aquí, en la dirección de Rentas trabajaba un señor de apellido Domínguez. Un día lo citó la policía para que preste declaración testimonial por un asunto de ‘choreo grande’ que se estaba investigando y el hombre apareció varios días después, pero muerto. Y como te imaginarás, nadie preso, todos impunes”.

Siguió el relato: “Es lo mismo lo que pasó con unas vacunas. ¿Sabes lo que hicieron?, usaron a los niños pobres como experimentos para probar sus efectos y, como es de suponer, todos fallecieron. Pero nadie dice nada. Todos evitan hasta los comentarios sobre este caso”.

El tucumano estaba como loquito: “Dígame primo ¿y la Iglesia Católica?, ¿ya no existe en esta provincia? Y ¿ los representantes de los Derechos Humanos? Y ¿los dirigentes gremiales? Y ¿los periodistas incorruptibles? Y ¿la izquierda denunciadora? Y ¿los defensores del Pueblo provincial y municipal? Y ¿los fiscales de turno?”.

El santiagueño, fastidiado por el rumbo del diálogo, le dijo: “Te cuento en síntesis, porque si me detengo a explicar vos no me vas a creer y no voy a acabar.

“¿La Iglesia?. Hace varios años que murió el obispo Gerardo Sueldo.

“¿Derechos Humanos? Todos están nombrados en la Jefatura de Gabinete, donde se aseguraron al nombrarlos con buenos contratos, así nadie denuncia.

“¿Los gremialistas? Todos ricos, todos funcionarios.

“¿Periodistas incorruptibles? ¿Me está cargando, primo?

“¿Izquierda denunciadora? Mirá, ya ni el nombre de izquierda les quedó. Están todos acomodados con el gobierno.

“¿Defensores del Pueblo? Esos nunca defendieron nada. Es el cargo más inútil que existe. Sólo sirve para cobrar sueldo. No los conoce nadie.

“¿Fiscales de turno? Con el Consejo de la Magistratura que tenemos ya no se llaman más fiscales. Ahora son “chacales” al servicio del patrón y si te pueden ‘garcar’, te ‘garcan’”.

El visitante saltó: “¡Cheeeeeé. La pucha que había cambiado este Santiago!”.

“Así es primo, ya le están por cambiar el nombre. Parece que se va a llamar Zacondo. (Mitad Zamora, mitad Macondo)”, concluyó gracioso el santiagueño.

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