jueves, 13 de enero de 2011

Cultura: el otro Borges, en 300 anécdotas

El inolvidable Jorge Luis Borges, recordado en anécdotas.
Desde el Borges jocoso y malévolo hasta el tímido y procaz. Y el que cosechó enorme reconocimiento por su obra y fracasos con las mujeres. Todos esos rasgos del escritor argentino se reúnen en los centenares de anécdotas recopiladas en “El otro Borges” (Emecé, 2010).
Ningún escritor de lengua española protagonizó tantas anécdotas, apunta su autor Mario Paoletti, quien suma un original aporte a la bibliografía sobre Jorge Luis Borges. En el "anecdotario completo" publicado en noviembre "aparece sobre todo el Borges de entrecasa, el más cotidiano, el que conocieron sus amigos más íntimos", explicó el autor.
En la primera anécdota, un lector español se indigna porque Borges admite que nunca vio al famoso Aleph del cuento homónimo. "Y me despreció inmediatamente; se dio cuenta de que yo era un embustero, un mero literato", relata el escritor. "Retrata a Borges de cuerpo entero, porque une su socarronería con cierto complejo de impostor que lo acompañó toda la vida", indicó Paoletti.
El cuentista, poeta y ensayista (1899-1986) no puede evitar reflexionar acerca de su gran pasión, la literatura. "Una novela en la que el autor dedica tres páginas, por ejemplo, para describir lo que hay en una mesa, es un error", analizaba Borges.
En una de las 333 anécdotas -citadas por amigos y conocidos casuales, colegas, ex novias y periodistas-, Borges señala con picardía que "la utilidad de los movimientos literarios es que nos libran de muchos escritores (...) Hay demasiados escritores y debemos suprimir el mayor número posible".
Desde las páginas de “El otro Borges”, destacados autores latinoamericanos se refieren al escritor que quedó ciego por una enfermedad congénita. Entre ellos, el mexicano Carlos Fuentes, los Premios Nobel de Literatura chileno Pablo Neruda y mexicano Octavio Paz, así como el gran amigo de Borges Adolfo Bioy Casares y otro gigante de las letras argentinas, Julio Cortázar.
Neruda considera que Borges "no entiende nada de lo que está ocurriendo en el mundo moderno, y creo que yo tampoco. Por tanto, estamos de acuerdo". A su turno, Paz opina que "siempre, en sus aciertos y en sus errores, fue coherente consigo mismo, y honrado. Nunca mintió ni justificó el mal a sabiendas, como lo han hecho muchos de sus amigos y detractores".
En tanto, Fuentes revela que desde que compró por primera vez un libro del autor de “El Aleph”, su vida cambió. "Borges me devolvió todos mis sueños en español con tal intensidad que decidí (...) que sería escritor en lengua española".
Bioy, compañero de Borges en innumerables aventuras literarias, dictamina: "Toda colaboración con él equivalía a años de trabajo". El autor de “La invención de Morel”, importante fuente de las anécdotas, también señala que de alguna manera la vida de su amigo íntimo "había sido una larga conversación".
Por su parte, Cortázar destaca que Borges le enseñó a eliminar "todos los floripondios, todas las repeticiones, los puntos suspensivos, los signos de exclamación inútiles, y eso que todavía existe en mucha mala literatura y que consiste en decir en una página lo que tan bien se puede decir en una línea".

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