miércoles, 12 de enero de 2011

El gobernante que espera…

Hora de definiciones: hay que cambiarle la cara al gabinete.
Gerardo Zamora “se encuentra a punto de perder el control de su gestión de gobierno”, nos susurró uno de sus principales colaboradores. Y agregó: “No puede controlar los impulsos de sacar a patadas a casi todo el gabinete, que lo rodea desde hace mas de cinco años”.
Dice que se siente angustiado, oprimido, desilusionado a causa de los desaguisados en que incurrieron sus colaboradores, a sus espaldas, en torno estos años de bonanza dineraria.
Zamora habría confesado a sus íntimos que no esperó nunca que la gente que había colectado de sus épocas municipales, a quienes convocó para que lo acompañen en su gestión de gobierno y que, de paso, mejoraran su situación económica, lo traicionaran tan arteramente, tanto que los bienes mal habidos que se les atribuye a sus funcionarios escapan lo imaginable en materia de ceros a la derecha.
Indican que desempeña su trabajo sin siquiera mirarlos a los ojos a quienes llevó a lo más alto de la administración pública, creyéndolos sus amigos y fieles colaboradores. Nunca ni les preguntó la afiliación partidaria. Creyó en ellos y confió en que se desempeñarían con lealtad y probidad en el cargo. Pero fue doblemente defraudado. Primero, porque advirtió la incompetencia y la falta de conocimientos técnico-profesionales de quienes gestionaban en su nombre y, segundo, porque ingresaron pobres y hoy resultan ser inmensamente ricos, sin que hayan cobrado herencia alguna o ganado el premio mayor de algún evento del azar.

Cambio de gabinete

Todos advierten que es el gobernante que está solo y espera. Está solo porque ya no se siente acompañado en su gestión de gobierno. Encima, ya decidido a un cambio radical de gabinete, no cuenta con la gente que él pretende. Bah, a decir verdad, nunca contó con los cuadros que quiso que conformen su gabinete.
Zamora espera ansioso que le den resultado sus pronósticos, mientras continúa consultando con los pocos íntimos que le quedan sobre los nombres que viene masticando en soledad, hace más de dos meses.
Quiere gente con perfil alto que genere ideas propias, que trabajen todo el tiempo necesario, y que sean presentables a los ojos de la sociedad.
Enhorabuena. Basta ya de oscuros personajes que nadie conoce, pese a que usufructuaron cargos y permanecido más de seis años al frente de carteras ministeriales, bancas provinciales y nacionales. Es decir, como piensa el santiagueño común: “Basta de inútiles, vagos y, encima, ladrones”.
Nosotros estamos deseosos que los encuentre.

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