jueves, 9 de agosto de 2012

Los crimenes de los hijos putativos del poder

El automóvil de Bulacio, el trabajador ambulante que mataron “los hijos del poder” de Santiago del Estero.
Gerardo Zamora convirtió sin darse cuenta como hijos putativos (personas apadrinadas, protegidas y favorecidas por alguien que oficia como si fuera “padre”, sin serlo) a muchos familiares, allegados, amigos de la infancia, compañeros de la secundaria, etc., quienes si bien demuestran incapacidad e incompetencia para la función pública, son rápidos, ingeniosos y muy “idóneos” para perpetrar negociados y enriquecerse como “proveedores del Estado”. Esa clarividencia los convirtió en prósperos, muy ricos y gran despilfarradores que avisan cuando hacen viajes de placer a lugares turísticos de todo el mundo (levantan fotos en Facebook); muestran sus grandes residencias y sus vehículos automotores carísimos en una obscena ostentación al lado del santiagueño común que no llega al 15 de cada mes con sus recursos familiares.
Encima, los fines de semana, como quien se siente que goza de la protección del “padre putativo” (que no es otro que Zamora), salen de francachelas en sus automóviles y camionetas de alta gama por boliches, restaurante y confiterías en las que beben champán al nivel de los más acaudalados ricachones.
Estos hijos putativos del gobernador se emborrachan y se transforman en asesinos del volante que en las calles y rutas conducen beodos irresponsable e intrépidamente, con resultados reiterados de choques y muertes de inocentes vidas.
Salen alcoholizados de boliches y conducen a lo loco, reiteramos, seguros de que cuentan con el apañamiento y la impunidad del régimen zamorista.
Fue lo que le ocurrió al hermano del gobernador, el hoy concejal Daniel Zamora, cuando totalmente ebrio se llevó por delante a un ciclomotor donde viajaba un matrimonio al que mató instantáneamente con su vehículo automotor.
Fue lo que le sucedió a un empleado de la Legislatura que borracho (acompañado por hijos de altos funcionarios), guiando una camioneta potentísima, se llevó por delante a un remisse en la autopista Santiago-La Banda causándole la muerte al peón del taxi.
Lo mismo pasó al entonces presidente interventor de Vialidad de la provincia, Daniel Russo, quien en estado de ebriedad protagonizó un accidente al mando de su vehículo automotor y se convirtió en otro asesino del volante.
También uno de los cuñados de Zamora, siendo menor en el momento de accidente, manejaba un auto último modelo por la avenida Belgrano de La Banda (barrio San Martín), que se llevó por delante a una mujer y a su hijita y perpetrando otro homicidio en la ruta.
El domingo pasado, los verdaderos “hijos del poder” en Santiago del Estero, embistieron a un trabajador gastronómico en Independencia y pasaje Alvear, frente al barrio el Palomar, al que dieron muerte de forma instantánea.
Los vecinos aseguran que iban seis personas, entre las cuales hay varios que son “hijos del poder” y otros “hijos putativos de Zamora”. Mataron al trabajador y se dieron a la fuga, dejando en el lugar del choque a la camioneta valuada en 190 mil dólares.Todos se encontraban en visible estado de ebriedad.

Utilizan al “Pibe Ñoño”

Todo Santiago sabe que escondieron a los “hijos (o hermano) del poder”, y utilizaron al “Pibe Ñoño”, un archiconocido testaferro y socio del concejal Daniel Zamora, para que se haga cargo del crimen.
Y, además, es lamentable también el correlato de este crimen. La instrucción policial-judicial es pésima, tanto que todavía no se ha determinado (o no se quiere investigar) quiénes son los que seis que viajaban en la poderosa y carísima camioneta con la que se cometió el homicidio. Es como que el juez se quedó satisfecho con la presentación del “Pibe Ñoño”, haciéndose cargo del accidente fatal.
Los vecinos tienen otros datos: no conducía el “Pibe Ñoño”, sino que el accidente y/ homicidio fue cometido por uno de los “hijos del poder”. Estos testimonios de los residentes sobre la calle Independencia y en El Palomar, parecería, no interesarle al juez Darío Alarcón, quien hasta ahora es reticente a identificar y detener a los cinco restantes ocupantes que protagonizaron el choque y huyeron del lugar del hecho.
Entre tanto, el “Pibe Ñoño” se encuentra en muy buen estado en sede policial. El comisario y los oficiales tienen orden de que no hable con nadie. Su abogado defensor, el político Ángel Ramón Bagli y el diputado zamorista Eduardo Makoul, (que trasladaron sus domicilios a la seccional policial) son los únicos “autorizados” de hablar con el detenido, alcanzarle la comida, y evitar que tome contacto hasta con los policías que lo custodian.
Suena a muy raro esta suerte de aislamiento del detenido, mientras sus familiares se defienden y aseguran que "El Pibe Ñoño" es inocente porque no cometió el homicidio.
¡Todo un misterio!

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