miércoles, 2 de febrero de 2022

Los muchachos que fundaron el glorioso Club Atlético Mitre

Por el doctor Antonio Virgilio Castiglione.

Hacia el año 1900, ya se practicaba el fútbol en la ciudad de Santiago del Estero.
Aproximadamente en el año 1906, ubicaremos a dos grupos de jóvenes, que vivían en dos calles céntricas, paralelas y vecinas. Una era la calle Bartolomé Mitre (con nombre de un expresidente de la Nación), y la otra, la calle Mendoza (de una importante provincia argentina). Ambos grupos rivalizaban deportivamente entre sí.
Los jóvenes domiciliados en la calle Mitre, estaban liderados por Humberto Palumbo y tenían un equipo de fútbol denominado “Los Tigres de la Mitre”. Pertenecían a éste hijos de familias italianas como Palumbo, Balzaretti, Chernicharo, Fazio, Simonassi, Venturini, etc., más otros criollos por cierto, como Bravo, Cortés, Corvalán, Marcelo Gauna, Guzmán, Luna, Ramírez, Ruiz y Suárez.
Sus eternos y acérrimos rivales eran “Los Leones de la Mendoza”, de la calle paralela homónima, liderados por José F. L. Castiglione, quien estaba secundado por su hermano Antonio. A este grupo pertenecían los jóvenes de apellido Giuliano, Gargaro, Terrera, Falcione, Capelaccio, Gauna, Ledesma, Medina, etc.
Ingreso al estadio del Club Atlético Mitre “José y Antonio Castiglione”, en Roca y 3 de Febrero, de la ciudad Capital.
La histórica platea techada del Club Atlético Mitre.
Cierto día de ese año, Palumbo (del equipo de la calle Mitre), desafió a Castiglione (de la calle Mendoza) a un partido definitorio: -“Si Uds. ganan - le dijo - nosotros vamos a integrar el equipo de la calle Mendoza.
En cambio, si ganamos nosotros, ustedes vienen a integrar el equipo de calle Mitre”. Tanto el desafío como las condiciones impuestas fueron aceptadas.
Luego de un intenso y muy disputado encuentro, ganó el de calle Mitre (“Los Tigres”), y los perdedores (“Los Leones”) cumplieron con la palabra empeñada, y se incorporaron, fusionándose, con el equipo ganador.

Primeros partidos de la fusión de los muchachos de la Mitre con los de la Mendoza, que luego fundaron la gran institución. El segundo de los jugadores parados, de izquierda a derecha, es Antonio Castiglione y, el cuarto, de gorra blanca, José F.L. Castiglione.

A la hora de ponerle un nombre, eligieron el de la calle que los vio nacer: Mitre. Su sede social fue originariamente en calle Mitre 167. Y se adoptaron los colores amarillo y negro, pues eran los de la bandera del ferrocarril.
Los otros clubes de fútbol de la época eran: “Los Ingleses”, “Sarmiento” y “Gobernador Santillán”.
Participaron de la conducción del Club Atlético Mitre muchos hijos de inmigrantes italianos, como ser Humberto R. Palumbo (presidente en 1917), Antonio Castiglione (vicepresidente durante 1925/1930), José F. L. Castiglione (presidente en los años 1934/1936), Armando Zaccardi (presidente años 1941/1946) y Alfredo Bonacina (período 1948/1950).
(A su vez, el Dr. Alfredo Gargaro fue presidente del otro club importante, Central Córdoba).
Otros dirigentes que trabajaron con ahínco por el crecimiento de la entidad fueron Edmundo Raed y Federico Yocca, presidente y vice, respectivamente, entre 1964 y 1967.

La época de Oro de la Liga
 
Equipo de Santiago del Estero, campeón argentino de futbol de 1928.
Delantera del equipo de Santiago, que en 1928 salió campeón argentino de fútbol en River Plate, ciudad de Buenos Aires: Nazareno Luna, Luis Díaz, Ramón Luna, José Díaz y Segundo (Ita) Luna (olímpico en Amberes). Salvo Luis Díaz, todos eran jugadores del Club A. Mitre.
A los fines informativos de este artículo, muchos jóvenes eran no sólo ítalo descendientes, sino también de familias capracottesas, como José y Antonio Castiglione, Francisco Giuliano, Alfredo Gargaro y Alfredo Terrera.
Como una derivación de esta historia, agregaremos que José Castiglione durante trece años presidió la Liga Santiagueña de Fútbol, que en el año 1929 salió campeona argentina de ese deporte. Y debido a ello, al año siguiente le cupo presidir la delegación argentina que participó en el campeonato sudamericano de fútbol en Brasil.

El jugador Ita Luna, destacado goleador santiagueño y jugador olímpico, fue tapa de la conocida revista de futbol “El Gráfico”, en 1926. (El autor agradece a varias de la fotos provistas por el señor Lucas Serafini).

Transcribiremos una nota de Darío Patrizzi, de 1948: “Desde 1927 a 1930, Santiago del Estero tuvo su época de oro.
Aquella performance de los “pelos duros” (sobrenombre algo despectivo a los jugadores santiagueños por no tener su cabello lacio, insinuando más un origen en los pueblos originarios), en 1928 fue una verdadera bomba atómica estallada en pleno Buenos Aires. Ningún otro acontecimiento deportivo, fuera del match “Firpo vs. Dempsey”, en Nueva York, provocó mayores comentarios en todos los ámbitos de la República”.
“Y pareció que aquella tarde, en el campo de juego del Club River Plate, como si aquellos argentinos netos, venidos de las trágicas o heroicas leyendas de las selvas santiagueñas … eran once muchachos fuertes, de bronce o de roble, inspirados por la patria misma, los que en un esfuerzo extraordinario les adjudicó el título de campeones argentinos de futbol”.
“La delegación santiagueña rivalizó con todas las demás y las derrotó incuestionablemente”.
Concluía Darío Patrizzi: “Sea también nuestra palabra de elogios para el hombre admirable que dirigió todas las campañas de los ya famosos futbolistas. El triunfo no es solamente de ellos, sino en gran parte del Dr. José F.L. Castiglione, deportista intachable, que fue para sus muchachos un padre cariñoso y bueno. Sin su colaboración y sin su entusiasmo -podemos afirmarlo- el fútbol de Santiago del Estero no se habría perfeccionado ni sus representantes habrían logrado el Campeonato”.
Fuentes:
-Castiglione, Antonio V. (2006): “La Inmigración italiana en Santiago del Estero” (Argentina), pág. 221, nota al pie 231.
-Patrizi, Darío (1948): en “También el football cumple bodas de oro”, en El Liberal, Número del Centenario, 1948, pág. 367.
(Esta nota fue redactada por Antonio V. Castiglione, a pedido del centro Amici di Capracotta, una pequeña ciudad del centro oeste de Italia, arriba de los Apeninos, al solo efecto de que conozcan allí la obra de los hijos de los emigrantes de ese pueblo, en la ciudad que recibió a sus padres en el S. XIX, Santiago del Estero, Argentina).

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