lunes, 30 de noviembre de 2009

Hay pueblos sin agua, miles de desocupados, pero se paga a “Pechito”



Más del 70 por ciento de los santiagueños no gozan de las bondades del agua potable. Son miles los que no tienen trabajo ni ayuda de nada ni de nadie; si no, fijémonos en el número extraordinario de padres que recurrieron a la Anses para ver si pueden percibir el subsidio a la pobreza, denominada Asignación Universal por Hijo.

Los que gobiernan Santiago, a pesar de tamaños índices de miseria y desocupación, siguen en otra cosa, en una demostración palmaria de que los que ocupan cargos en los poderes públicos de esta provincia están adornados de una insensibilidad mayúscula.

El hambre y la miseria de pueblos del interior son parecidas a pueblos del África. La desocupación es abrumadora. Los hospitales públicos están repletos de pacientes y vacíos de insumos. Los médicos perciben de 800 a 1.000 pesos, y miles de trabajadores de la Salud siguen con los “contratos basura” (locación de servicios). El 70 por ciento del territorio provincial no tiene agua potable. El Iosep no presta servicios, y sus empleados siguen de huelga. Los trabajadores de Recursos Hídricos están en la calle exigiendo el pago de viáticos. Los empleados judiciales cumplen su cronograma de paros. En fin, los trabajadores públicos están en la calle y la gente del interior se muere de sed, sin trabajo y sin hospitales públicos.

No obstante este drama, el gobierno, con bombos y platillos anuncia que en enero vendrá el piloto cordobés Juan María “Pechito” López al autódromo (un escenario automovilístico del Primer Mundo en un pueblo del Quinto Mundo) de Las Termas de Río Hondo, a realizar pruebas y ha prepararse para su posible incorporación a la Fórmula 1.

Muchos se van a caer de espaldas cuando se informen la cantidad de pesos o dólares que la administración provincial le pagará a “Pechito” por sus “travesuras conductivas” que venga a realizar en Las Termas.

¡Señores, al menos lean al papa Benedicto XVII, quien en la reciente cumbre de las Naciones Unida para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cuando alertó a los malos gobernadores y administradores públicos: “No se puede continuar aceptando la opulencia y el derroche cuando el drama del hambre es cada vez mayor”.

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