martes, 26 de octubre de 2010

El Brasil que deja Lula, “el mejor Presidente” carioca

Brasil, efervescente mercado de consumo con enorme potencial y altas tasas de interés, atrae un multimillonario flujo de inversiones productivas y especulativas, que plantearán al próximo Presidente el desafío de mantener la estabilidad de la moneda local.
Según datos oficiales, el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva acabará el primero de enero, tras ocho años de sostener las riendas de la primera economía latinoamericana, con 29 millones de personas que dejaron la pobreza para integrarse a la clase media de este país de 190 millones de habitantes.
Los niveles de desempleo son históricamente bajos (6,7% de la población económicamente activa en zonas urbanas, 1,5 millones de personas), el Producto Interno Bruto tendrá una expansión estimada de 7,5% este año y la inflación está bajo control.
Y si el optimismo de los consumidores alcanza niveles récord, no menos impactante es la avidez de los inversionistas extranjeros por el mercado brasileño.
En la bolsa de valores de Sao Paulo, el volumen medio diario negociado viene creciendo sostenidamente desde julio desde unos 3.000 a 5.000 millones de dólares en octubre, y del total de inversionistas, 28,7% son extranjeros.
En los primeros 24 días de setiembre, la economía brasileña registró el ingreso neto de 14.456 millones de dólares (sin considerar la balanza comercial).
Las cifras no incluyen el balance de la exitosa capitalización de la estatal petrolera Petrobras, que captó más de 71.000 millones de dólares en los mercados local y neoyorquino, aunque buena parte vinieron del Estado brasileño.
Y la cereza de la torta: en 2010, la inversión extranjera directa, la que queda en el país para emprendimientos productivos, rondará los 30.000 millones de dólares, y saltará a 45.000 en 2011, según datos del Banco Central (BC).
El panorama se presenta más que alentador para el próximo Presidente, que los brasileños elegirán el domingo entre la oficialista Dilma Rousseff y el socialdemócrata José Serra.

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