jueves, 28 de octubre de 2010

Sola, Cristina debe construir alianzas

Por Luis Pico Estrada
El Jano bifronte se ha quebrado. El Dios de las dos caras no estaba compuesto por Néstor y Cristina Kirchner. Estaba compuesto por Néstor Kirchner, jefe político del matrimonio, del peronismo y del país. Presidió el país hasta que la muerte lo detuvo en sus tierras de Santa Cruz. Una muerte previsible dado el intensísimo desgaste al que se sometió a pesar de su salud frágil, especialmente en estos últimos meses donde estaba en juego el poder.
Vivió y murió como un político de raza, amigo del látigo para aplicar disciplina y recreando el clima duro que impuso sin reparos en la distante Patagonia. Deja en banda a un partido hambriento de liderazgos y en el espacio galáctico a muchos de los negocios y acuerdos comerciales con los que multiplicó su fortuna. También el increíble equilibrio entre las izquierdas de Carta Abierta -de la que solía burlarse-, las fuerzas sindicales de Hugo Moyano, los intendentes bonaerenses y la nomenklatura peronista. Sin contar su habilidad para trenzar negocios y acuerdos con la clase empresaria.
La doble imagen de Jano se hizo pedazos, porque la señora Presidenta nunca la compuso. Fue en todo caso un complemento. Las diferencias de procedimientos y matices existentes en el orden de las ideas se harán complejas a partir de hoy. El llamado al embajador Carlos Bettini para colaborar con la Presidenta es toda una definición. Es un hombre que ha matado y le han matado en nombre de la quimera setentista. Y también diestro en hacer negocios.
Inmersa en la melodía de las izquierdas y en la progresía glam, en las próximas semanas la señora K debe reconstruir alianzas. Es ella quien seleccionó al economista Losteau, al ministro Boudou, al incondicional jefe de la Anses Diego Bossio, el canciller Héctor Timerman. Es ella quien escucha en especial a Horacio Verbitsky, Hebe Bonafini y Estela Carlotto. En los casos de Boudou y Bossio prefirió la obediencia de vida: son dos personas de claro origen de derechas pero con alma de kamikazes.
La Presidenta tiene una natural resistencia al aparato sindical peronista y en particular a Eduardo Duhalde y Hugo Moyano. A ambos, en la intimidad, le dedica epítetos fuertes. No pertenecen a su estética.
Mientras velaban en el Sur al ex Presidente, Felipe Solá conversaba con sus consultores de Miami las perspectivas de un peronismo unido. En los números que le dieron figuraban en primer término Cristina-Néstor Kirchner, seguidos por Cobos-Alfonsín y Mauricio Macri.
Daniel Scioli es el jefe del Partido Justicialista. El vicepresidente primero es Jorge Capitanich, el segundo Hugo Moyano y el resto gobernadores, fieles a sus territorios y necesitados de un peronismo sobreviviente. El señor Scioli seguirá haciendo sus deberes. Su reciente discurso al agro esta lleno de contenido y tuvo múltiples ecos.
Dentro del elenco que fue -y tal vez permanezca- la primera figura es la de Julio De Vido, el máximo conocedor de los secretos de N. K y su elenco, Aníbal Fernández es el nexo con la provincia de Buenos Aires, Oscar Parrili y Carlos Zanini. Estos dos últimos bien podrían cobijarse, a través de su ideología en el gabinete de la Presidenta.
Serán meses sin treguas. La Fortuna -el Destino- puede más que la pobre voluntad humana. Y el doble rostro de nuestro criollo Jano se hizo pedazos en plena lucha insomne, como siempre fue su ley. Queda la Presidenta. Y después de las lágrimas debidas, la Argentina que viene.

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