Mirtha y parte de la cultura santiagueña

Por Juanita Arévalo.

Zamora entrega un recordatorio a Mirtha Legrand, en Las Termas de Río Hondo.

Ayer como todos los días, mi marido a la hora de comer mira a Mirtha Legrand, asidua visitante a nuestra provincia en donde recauda jugosos honorarios por los “chivos” que pasa durante su programa y por sus presencias en eventos locales.
A decir verdad, a mí mucho no me convence, pero en un momento del almuerzo, tomó previamente la campanilla y manifestó: “Debemos darnos cuenta que vivimos en dos argentinas. En efecto -prosiguió- si ustedes leen el diario La Nación advertirán que todos los días se publica una página entera dando cuenta de la cantidad d espectáculos, exposiciones, presentaciones de libros, conferencias, inauguraciones, muestras pictóricas, presentaciones de toda índole, etc.”.
Mientras que del otro lado de la pantalla -porque la Argentina es sumamente extensa- quienes mirábamos el programa pensábamos distinto a lo que la diva manifestaba. Aquí en Santiago del Estero nada de lo publicado existe, es más, ni siquiera se conocen los más elementales proyectos referentes a la cosa cultural.
Una Argentina despareja se muestra desnuda ante nuestros ojos, dándole la espalda al federalismo. Por un lado una capital rebosante de actividad cultural que se prodiga a manos llenas y por el otro lado esta provincia ensimismada en sus miserias, observando la riqueza que ostentan a diario los funcionarios públicos y la pasividad de nuestros jueces para cumplir con sus deberes.
Mi marido me dice que la Mirtha Legrand es enemiga del gobierno, pero no parece, porque tiene las puertas abiertas de sus almuerzos para quienes tienen algo que decir. Lo preocupante de sus opiniones es que se sostienen en las carencias en donde el pueblo abreva rutinariamente y eso muchas veces les molesta a los que manejan el poder.
Volviendo a nuestro pago, y si miramos de reojo al diario La Nación, comprobamos que la conductora tiene razón, es decir que la oferta de cultura, turismo, sociales y emprendimientos varios constituyen una exageración, que a la par de lo que nos ofrece el estado provincial, parecemos ciudadanas de cuarta categoría, si es que no caemos más abajo.
En fin, son cosas cotidianas de todos los días, que no quería dejar de comentar en este espacio generoso, tampoco hay otro.