jueves, 12 de mayo de 2011

La mentira del Salado

Panadile no termina la obra del dique Figueroa, aunque la Presidenta y Zamora la dejaron inaugurada desde la Capital.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner ya dejó “inaugurada” (con muchos fuegos de artificios) la obra del nuevo dique Figueroa, sobre el río Salado, pero resulta que la empresa Panadile todavía no terminó el emprendimiento pagado con fondos de la Nación.
Todo es una mentira.
Las compuertas no reúnen las condiciones como para contener el caudal o peso del agua. Los bordos de defensa no están debidamente compactados y fallan, al parecer porque se utilizó tierra con salitre de esa zona, en el departamento Figueroa.
El Devastadero fue derribado porque no cumplía con sus funciones; estaba mal hecho. Ahora, Panadile vuelve con la construcción.
También está deteriorado el Cero, tras peligrar por el avance y los efectos de las cárcavas.

Cobró, como si cumpliera

Dicho por la Presidenta que la obra estaba terminada (aunque no fue a Figueroa a mirar y comprobar que le mintieron), Panadile se benefició de la remuneración que obtienen las empresas serias y que concluyen sus trabajos conforme al plazo estipulado en el pliego de condiciones.
Aunque sigue trabajando en Figueroa (en el dique nuevo), Panadile ya embolsó los 200 millones de pesos extras, que le pagaron por “cumplidora”.
¿No se les ocurriría, por ejemplo, a la Legislatura, al fiscal de Estado o al mismísimo gobernador llegarse hasta el lugar y tomar conocimiento de que Panadile no ha cumplido para nada con lo prometido en una obra de tamaño precio, multimillonario?
Pero, como dicen algunos, “todos saben y se quedan callados”.
Debe ser verdad que en el gobierno provincial se sabe todo, porque cuando se rompió el bordo de defensa en el kilómetro 5 (en una extensión de aproximadamente 40 años) por el mal trabajo de Panadile, respondió la Administración de Recursos Hídricos. Fue a reparar el defecto pagando el traslado y el alquiler de máquinas, camiones y camionetas. Así se llenaron de oro los amigos del gobierno y nuevos empresarios que llevaron sus maquinarias hasta Figueroa. Estuvieron como un mes y cobraron 600 pesos por hora en concepto de alquiler de sus máquinas.
También el gobierno desembolsó viáticos a los empleados que tuvo que trasladar Recursos Hídricos y, encima, se pagaron 100 pesos diarios a los changos del lugar (Figueroa) que llenaron las bolsas de arena para tapar la pérdida del bordo. Otro gasto: las bolsas y los alambres fueron compradas y pagadas por la repartición que conduce la ingeniera Norma Fuentes.
Ah, y los “gaviones” (que se llenan con piedras) fueron adquiridos en Tucumán y pagados a precios más elevados de su costo real.
(Fue lastimoso el rol de Recursos Hídricos en la noche de “la inauguración”, que trasladó 200 empleados con “contratos basura” en camiones, camionetas y camiones para que aplaudan, hagan número y aparezcan por la tevé, a cambio de un sándwich y una “coquita”).
Una última pregunta: ¿quién ordenó (de la Nación o de la provincia), que la obra del dique Figueroa no tenga controles o inspecciones? ¿Sabían que Recursos Hídricos no tiene ningún inspector y por ello la empresa hace lo que quiere?

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