miércoles, 24 de octubre de 2012

“Nina” y la farsa de los “defensores” de los derechos humanos

Políticamente, nunca “Nina” tuvo un cuestionamiento por corrupción ni mucho menos con la represión militar.
Los que se dicen “defensores” de los derechos humanos de Santiago del Estero, con un visible resentimiento, han intentado y logrado que el tribunal que juzga a los represores haga “desfilar” por el banquillo de los acusados a cualquier ex funcionario, aunque se sepa que nada tuvo que ver con las tropelías de los años de plomo.
Estos “defensores” de los derechos humanos, por ejemplo, se dieron el gusto de salpicar con sospechas a la ex gobernadora Mercedes Marina Aragonés de Juárez, “Nina”, a sabiendas que hace 37 años, cuando su esposo Carlos Arturo Juárez fue gobernador elegido en elecciones libres y democráticas, ella no tenía ningún cargo público de relevancia ni percibía remuneración alguna, y lo único que realizada era la organización de lo que luego fue la poderosa Rama Femenina del Partido Justicialista; sinónimo de juarismo.
Lo lamentable de los “abanderados” de los derechos humanos fue que en el intento de embarrar a “Nina” se valieron del testimonio, de la “denuncia” y de la vendetta de Musa Azar contra el matrimonio Juárez.
Saben los abogados de las víctimas de la represión que Azar, condenado a cadena perpetua, saca conejos de la galera y busca afanosamente, a diario, arrastrar a “Nina” como hacía no hace mucho tratando de involucrar en vida a Carlos Juárez. Hoy, como “El Viejo” murió, insiste en hacer creer que los allanamientos, los secuestros y los asesinatos de 1975 estaban “dirigidos” o “apañados” por la mujer que el único título que ostentaba era el de “primera dama” de la provincia.
En esa farsa defensiva de Musa Azar se involucraron como caranchos despreciables estos que se dicen “defensores” de los derechos humanos; después de 37 años.
Buscan hacer leña del árbol caído sin advertir que todo Santiago del Estero los recuerda como corderitos mansos porque cuando Juárez y “Nina” ocuparon la Gobernación jamás levantaron la voz para denunciarlos, y cobardemente se metieron bajo la cama o formaron parte del coro de obsecuentes del juarismo.
El tribunal, por estar integrado por foráneos, está siendo fácilmente engañado por Musa Azar y los “defensores” de los derechos humanos, y esta farsa puede continuar si es que estas “aves de rapiña” deciden hacer mención de gente inocente que nunca tuvo que ver con la represión.
Reiteramos, ha sido una vergüenza salpicar a la ex gobernadora, sobre todo creyéndole a Musa Azar quien por aquella época se había independizado de Carlos Juárez y de su esposa para manejarse, directamente, con los militares que, en plena democracia, iniciaron la feroz represión desde el III Cuerpo de Ejército, con sede en Córdoba, y con la Quinta Brigada de Infantería (con asiento en San Miguel de Tucumán).
Si “Nina” Aragonés de Juárez no aparece en la acusación original de lo que se llama la “mega causa” ni ha sido mencionada nunca por nadie en la instrucción de los tantos cuerpos del expediente, resulta poco serio creerle a un acusado que ya tiene condena de perpetua y revolea la media intentando comprometer a propios y ajenos.
Antes que los inocentes en la causa de la represión, como “Nina”, por qué los “defensores” de los derechos humanos y Musa Azar no hacen desfilar a los jueces federales, secretarios, fiscales y otros funcionarios judiciales que conocían de las incursiones que los militares de la Quinta Brigada de Infantería realizaban a Santiago del Estero.

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