domingo, 21 de agosto de 2011

La clave no es la oposición sino Cristina

Por Ceferino Reato Ceferino Reato, periodista y escritor, autor de “Operación Primicia”.
Muchos analistas están concentrando sus explicaciones sobre el contundente triunfo de Cristina Kirchner en el déficit de una oposición desunida y sin propuestas superadoras.
Son análisis que tienen su atractivo y que permiten una catarsis de quienes seguramente esperaban un resultado distinto, pero, en mi opinión, no explican bien qué pasó en las primarias del domingo.
Supongamos que esos analistas están en lo cierto y que, por ejemplo Alfonsín y Binner hubieran ido como compañeros de fórmula con Stolbizer como candidata a gobernadora de Buenos Aires, ¿qué habría cambiado? ¿cuántos votos habrían logrado? Supongamos que la política sigue a las matemáticas, lo cual no es cierto, habrían alcanzado apenas el 22 por ciento de los votos, siempre contra el 50 por ciento de la Presidenta.
La hipótesis que ahora algunos lanzan al voleo, abrumados por las urnas, supone un gran acuerdo entre todos los candidatos de la oposición para reunir a todos quienes no votaron a Cristina. Eso suena bien, pero no es posible: Binner, como Carrió, es un candidato testimonial: él está muy contento con su 10 por ciento de votos a pesar de que hasta perdió en el distrito que gobierna, Santa Fe.
Este tipo de candidatos no busca el poder; por diversos motivos, no quieren ganar las elecciones sino plantar una bandera, dejar un testimonio. Al menos hasta un futuro que, por lo general, nunca llega.
Pero supongamos que los testimoniales (Binner, Carrió) se hubieran decidido a buscar el poder (Carrió dice que perdió poder; no: nunca lo tuvo; ella perdió influencia, que es otra cosa bien distinta) y que Duhalde, Alfonsín y Rodríguez Saá hubieran tomado conciencia de lo poco que representaba cada uno, ¿eso garantizaría la suma de los votos recogidos el domingo? No, por muchas razones, incluida el recuerdo aún fresco del fracaso de la Alianza.
La clave de la elección está en el 50 por ciento de Cristina, en por qué su oferta electoral (gobernabilidad, empleo, consumo) sedujo a la mayoría de los votantes. Nunca es bueno subestimar, ni siquiera indirectamente, a los ganadores, como bien lo saben los kirchneristas porteños con relación a Macri.

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