sábado, 15 de diciembre de 2012

Corrupción e impunidad en el hospital Regional

Por Deyes Sosa (Nota II).
El hospital Regional sigue sin encontrar administradores eficientes y correctos.
Se llama Gabriel Gómez, y es empleado contratado con sueldo de 1.500 pesos. Es uno de los cuatro privilegiados con acceso al área de admisión de Urgencias, lo que le posibilita conocer y sustraer información confidencial del hospital Regional “Ramón Carrillo”, manipulando datos de los pacientes internados para que ciertos estudios jurídicos ofrezcan sus “servicios caranchos” a los pacientes accidentados, a cambio de una módica comisión.
Al “Gaby” Gómez le apasiona el rock nacional y ello se nota por su vestimenta y temperamento, que suele cambiar a la hora de los negocios. Otro de los curros conocidos de este individuos es la “recarga de cartuchos de toner” para las impresoras del hospital, facturando con nombre apócrifo y de terceros por la suma de 5.000 mensuales y, de paso, se encarga de la reparación de todas fotocopiadoras, siempre descompuestas por imperio de alguna mano traviesa.
Totalmente comprobado y con conocimiento de las más altas autoridades de la dependencia, éste empleado infiel es el responsable de la desaparición de un torno del consultorio odontológico (con denuncia policial de esta sustracción), dos aires acondicionados del sector Urgencias, tres tensiómetros nuevos, una centrifuga, una bomba inyectora, un set de cables para pacientes, un electrocardiógrafo y varios sets de respiración para incubadoras, entre otros elementos.
El empleado sospechado.
En connivencia con la dirección de Administración del hospital, se encarga de la facturación de obras ya realizadas por montos siderales, entre ellas la construcción de la oficina de admisión de Maternidad, ampliación y modificación de la oficina del administrador, colocación y reparación de aires acondicionados varios, contratación de contenedores para recolección de residuos, al margen de la existencia de una empresa dedicada al rubro, la que factura por otra parte.
También está abocado a la compra de impresoras usadas a las factura como si fuesen nuevas. Por otro lado, se sabe que recaudó “buenos dinerillos” por equipos de cirugía descartables por cantidades exorbitantes que nunca ingresaron al establecimiento.
Para que no digan que es ocioso, el muchacho factura también por la compra de manómetros que nunca ingresan al hospital, porque en realidad lo que hace es restaurar los viejos instrumentos, trabajo éste que lo realiza un conocido cerrajero cómplice que aporta su cuit para la facturación.
Hoy, “Gomecito” no solamente tiene oficina propia en la sala de Maternidad, desde donde cumple sus efectivos servicios en favor de su bolsillo, con el tributo debido al administrador Miguel Carabajal, sino que también dejó el colectivo para movilizarse en moderno automóvil de su propiedad. Otro “nuevo rico”.

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