jueves, 13 de diciembre de 2012

El hospital Regional es una fiesta de corrupción e impunidad

Por Deyes Sosa (Nota I).
El principal central asistencial de la provincia sigue sin encontrar su rumbo.
El desorden administrativo, impune y delictual que se observa en el principal nosocomio provincial no tiene ya puntos de comparación con otras dependencias del Estado, en donde la corrupción está dejando huellas profundas que, si no interviniera la justicia a la brevedad, puede convertirse en tierra de nadie.
Según se nos informa, el gobernador Gerardo Zamora sería informado en las próximas horas por escrito, y se aguarda que ponga freno en el chiquero, aunque algunos médicos creen que “ya es un poco tarde”.
En sucesivas notas iremos haciendo conocer lo que sucede puertas adentro de nuestro querido hospital Regional “Ramón Carrillo”.
Funcionaria cuestionada.
Se llama Graciela Kraft la empleada administrativa que por largos años camina los pasillos del centro de salud y, recientemente, aportó titulo de licenciada en Comunicación. Tiene a su cargo la jefatura de Estadísticas y Autogestión del establecimiento.
Se trata de una vieja y conocida dependiente provincial con 35 años de antigüedad, y en tal jefatura tendría que cumplir una importante función. La dependencia tiene 45 personas a su cargo.
La susodicha viene realizando las siguientes tareas:
-Cobra para su bolsillo un incentivo de la autogestión que supera los 7 mil pesos, al margen del sueldo de unos 6.500. Este incentivo proviene del recupero de las obras sociales (que se recauda de la atención de pacientes que cuentan con obra social), el que deberían percibir, mediante prorrateo, todos los empleados de la Sanidad que trabajan en los servicios de Maternidad, sin que a ella le corresponda un solo peso; por ser empleada administrativa.
-Llueven las denuncias en su contra por malos tratos al personal a su cargo, así como de otras dependencias. Varios empleados (Abdala, Valdez, Palacios, Rodríguez, Franzone y otros) la denunciaron por esta misma causa, pero los sumarios administrativos duermen; como es de suponer.
-Esconde los números estadísticos sobre mortandad infantil y los nacimientos tardíos, manipula expedientes judiciales con denuncias, esconde formularios de altas y bajas y, consecuentemente, no aporta las estadísticas inherentes a su función. Obviamente, por este mal proceder, la provincia no estaría aportando las estadísticas del rubro, conociéndose que la media en la provincia supera índices deseados.
-Su aceitada relación con Carlos Giménez, el delegado de Atsa, le aporta una impunidad sin límites a su cuestionada labor, al tiempo que intimida a sus dependientes con la amenaza de dejarlos sin trabajo.

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