lunes, 25 de marzo de 2013

Las motociclistas en Santiago, un agudo flagelo

Intensivos operativos de control que no logran concientizar y organizar a los conductores de motociclistas.
Un sondeo de opinión realizado por el noticiero de Canal 7 a los automovilistas, concluye en que es cada vez más crítico, en una ciudad atestada por todo tipo de rodados, la inconducta de los motociclistas.
De ello se desprende que el 80 por ciento de las infracciones son cometidas por quienes las conducen.
Resumiendo, las faltas más comunes se traducen en: conducir con más de dos personas, sin casco protector, cruce de semáforos en rojo, transitar a altas velocidades, usar el vehículo para transportar cargas de tamaño considerable e inadmisible por los riesgos potenciales, utilizar las veredas para su desplazamiento, hacerlo de contramano para acortar distancias y no respetar las sendas peatonales.
Estamos en presencia de un cúmulo de actitudes que a contrapelo de la buena educación se resumen en dos aspectos centrales: la imprudencia como denominador común y en importar solamente lo que a uno le plazca en desmedro del derecho de sus semejantes.

“Dueños de las calles”

Hay otra cuestión de fondo que acompaña a esta complicada situación y que es la defensa exacerbada del “derecho de pertenencia”. Para muchos, el llegar a tener un medio de movilidad que lo independiza, a costa de un sacrificio económico es un logro tal vez anhelado durante mucho tiempo.
Entonces, se cree o se auto-concientiza que por haber accedido a tener un moto-vehículo el resto de la sociedad debe ser pasible a determinarme en circular como yo quiera, y que nadie pueda reprocharme o decirme nada.
Y esa “libertad” casi sin límites, tiene sus costos serios: accidentes con secuelas posteriores en la salud, o directamente la muerte trágica.
Es así cómo se plantea en el devenir diario de los santiagueños, el diferendo con los conductores de rodados de mayor porte - automóviles, camionetas, combis, etc.- que justicieramente se preguntan: “¿Por qué ellos cruzan un semáforo en rojo y yo no?” Y como derivación de ello, es que no son pocos los reclamos airados entre ellos cuando de circular por la vía pública se trata.
Esto es, motociclistas que insultan a automovilistas y viceversa.
Tampoco están exentas de estos episodios las agresiones físicas cuando un incidente callejero los pone frente a frente.
Las estadísticas nacionales en accidentología ha puesto a Santiago del Estero en un sitio de lamentable privilegio. Y la mayoría de los siniestros son protagonizados por motocicletas. Se han patentizado episodios que devienen, por caso, de una conducta poco normal cuando dos motos chocan de frente, o embisten a un vehículo estacionado.
Los servicios públicos de salud en tanto se ven a menudo desbordados para la atención de heridos en accidentes de moto-vehículos que  obliga extremadamente a pedir a otras áreas hospitalarias un lugar para la internación.
Entretanto, los sistemas de prevención municipales no dan abasto a pesar de los permanentes operativos. En ellos se secuestran motos por falta de luz, papeles, y en repetidos casos por conducir bajo ingesta alcohólica no permitida.
Todo esto configura un virtual estado “selvático” en una ciudad infestada de medios particulares de locomoción mecánica.
Lo más grave de que pese a la prédica y a los reincidentes hechos luctuosos, la inconducta parece profundizarse y el razonamiento en beneficio de la prudencia y los buenos hábitos siguen dormidos en el fondo de las conciencias.

No hay comentarios: