lunes, 12 de agosto de 2013

En todo el país “algo había que cambiar”; en Santiago “nada cambia”

El santiagueño, mayoritariamente, puso el voto a Zamora y, a través suyo, al gobierno nacional.

Los argentinos de las grandes provincias decidieron derrotar al kirchnerismo-cristinismo, con una valentía y decisión de pueblos que piensan lo mejor para el país a la hora de votar. En estos distritos Cristina Fernández de Kirchner salió segunda, tercera y hasta cuarta; sin posibilidades de remontar esos guarismos en octubre.
Y hasta en Santa Cruz y en Chubut, o en La Rioja, el gobierno nacional mordió el polvo de la derrota con ciudadanos que coincidieron en que “algo hay que cambiar”.
Sin embargo, la mayoría de Santiago del Estero, mansamente, se puso al lado del gobernador Gerardo Zamora y, consciente o inconscientemente, le dio un espaldarazo de la presidenta.
Son dos las opiniones que explican este comportamiento.
La primera, asegura que el santiagueño es agradecido y supo premiar a Zamora y a través de él al gobierno kirchnerista-cristinista, “porque por fin alguien se ocupó de la provincia y comenzó a devolverle algo con la reparación histórica”.
La segunda es la que piensa que son votos de esos santiagueños conservadores que nada quieren que cambie, surgidos de una provincia históricamente peronista (nacida y formada en la cultura del caudillo, del patrón, del jefe, del líder y del tata que todo promete y da), que vive acostumbrada al calor del gobierno y del poder.
Agrega la segunda postura que son los votos que vanagloriaron tantas veces a Carlos Juárez, a César Iturre, a Carlos Mujica y ahora a Zamora. El santiagueño no cambia…cambian los gobiernos, y esa es la concepción aldeana y provinciana que nos caracteriza.

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