lunes, 12 de agosto de 2013

La ingeniería político-electoral de Zamora salió a la perfección

Ilustración del triunfo del Frente Cívico por Santiago, en la infografía de tapa de Nuevo Diario.
Entre febrero y marzo, Gerardo Zamora atesoraba en un rincón de su despacho de gobernador, dos encuestas que lo dejaron entusiasmado. Ambas coincidían que portaba una intención de votos del 86 por ciento.
Estos datos le sirvieron para montar una ingeniería política muy arriesgada, como fue tratar de repartir ese caudal de votos entre su Frente Cívico por Santiago y el Frente Popular (inventado a última hora), para que sus aliados de Bases Peronistas y de la CGT alcancen el segundo lugar y posicionen a su precandidato a senador nacional, el gremialista y presidente de Quimsa, Gerardo Montenegro.
Sin demoras, Zamora puso en juego su estrategia e ingeniería, considerándose dueño de casi todas las voluntades ciudadanos. Se preparó para ganar con el 50% y asegurar la precandidaturas de sus dos senadores, Daniel Brué y Ada Iturrez de Cappellini, y con resto “dar una mano” para que Montenegro se ubique en el andarivel del tercer senador; el de la minoría.
Encima, se dio el lujo de pergeñar una campaña proselitista sin acoso hacia la figura del0 radical Emilio Rached, dejándolo jugar su propio partido para ver si, se podía, saliera en tercer lugar.
El fin era clarísimo: que el Frente para la Victoria del intendente de La Banda sea desplazado al cuarto puesto.

Le salió calcado

Hoy, a la luz de los resultados y con una ciudadanía que protagonizó una jornada cívica sin tachas, sólo hay espacios para reconocer que el plan de Zamora salió calcado a la perfección.
Salta a la vista que los dos frentes amigos, el Cívico por Santiago y el Popular, votaron por la lista de candidaturas a diputados nacionales que encabeza Cristian Oliva, que se alzó con el 70,48 por ciento de los sufragios. Y, como había que repartir en la categoría a senadores nacionales, Brué (Frente Cívico por Santiago) alcanzó el triunfo, pero con menos votos que Oliva, justamente porque se hizo el reparto beneficiando a Montenegro. Todo funcionó a la perfección porque, como todos saben, Zamora fue “el jefe de campaña” de estos dos frentes.
Sin embargo, ha sido mucho el sacrificio de la militancia de Bases Peronistas y de la CGT para imponer en menos de 20 días al presidente de Quimsa y secretario general de Upcn.
En el interior, también los datos dan cuenta que los jefes territoriales siguen con su hegemonía. Lo de Amado Tomás “Bochi” Chamorro, intendente de Campo Gallo, fue lo más apabullante, pues ganó con el 92,33 por ciento. Otros caciques pueblerinos demostraron que son imbatibles: Rodolfo Cappellini, en Ojo de Agua, con el 91,17 por ciento; Roberto “El Talibán” Brandán, en Atamisqui, con el 90,34 por ciento, y Néstor Humberto Salim, en Choya, con el 58,74 por ciento

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