miércoles, 24 de noviembre de 2010

Filántropos perversos

Por Sergio Sinay

Ahora resulta que Bill Gates, George Soros, Warren Buffett o Mark Zuckerberg (el creador de Facebook), entre otros, son los nuevos rostros del “capitalismo humanitario”. La moda es hablar de ellos por su filantropía. Donan partes (nunca sustanciales, siempre visibles) de sus inconmensurables fortunas y contratan a consultoras especializadas para que lo difundan y lo exhiban.
Un “experto en filantropía”, de la Universidad de Georgetown, Raj Desai, dijo, sin rubores, que “Bill Gates está haciendo más por la salud de África que el Banco Mundial”. Esto me refresca una frase que escuché hace un tiempo.
“Lo importante no es que puedas mostrar en qué gastas tu dinero, lo importante es que puedas mostrar cómo lo ganas”. Y allí se acaba el rostro humano de estos reyes del capital. Es sabido cómo juegan en el mundo de los negocios: sin piedad y sin reglas, cómo sus empresas contaminan y depredan, cómo se van de los países que dejan de ser lucrativos. Necesitan que haya hambre en África o en donde sea, necesitan de la pobreza y la enfermedad, ¿sino cómo harían campañas de imagen y de “responsabilidad” social?
Son impiadosos especuladores financieros capaces de hundir economías nacionales, que corren luego a vestirse de Papá Noel. Como dice el filósofo Zlavoj Zizek: con una mano toman (mucho, demasiado) y con la otra dan (poco). Dedican la mitad de su tiempo a especular y acumular salvajemente y la otra mitad a cultivar la imagen.
Con este juego pueden manejar sutiles hilos de poder, poner gobiernos a sus pies. No son los únicos, con menos especulación financiera pero con mucho negocio de imagen por esa senda van otros, como Bono (de U2), Anjelina Jollie, Brad Pitt, Shakira, y siguen los nombres. En esta filantropía no hay puntada sin hilo, es seductora, engañosa, perversa. Es utilitarista, se vale del dolor, del hambre y de la enfermedad de millones de seres, y lo hace impunemente.

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