miércoles, 27 de abril de 2011

Twitter: una extraña epidemia

Por Sergio Sinay.

De manera natural, aceptada como si tal cosa y festejada por muchos, una patología bastante seria se ha extendido en la Argentina y afecta a jefes de Gabinete (sobre todo), legisladores, relatores deportivos, periodistas y conductores radiales y televisivos, adictos a twitter, adictos a mensajes de texto y adictos a redes sociales, así como a lectores que comentan anónimamente noticias en portales de diarios y a un gran número de personas de todo sexo y edad a quienes basta con escuchar en sus conversaciones cotidianas.
La patología se llama Coprolalia, nombre que proviene del griego Kopros (excremento) y Lailen (hablar).
Se trata de un impulso irrefrenable que lleva a convertir las palabras en excrementos y el lenguaje en un mero acto de evacuación. Los afectados no pueden parar de decir obscenidades todo el tiempo y, además, necesitan hacerlo en un tono de voz elevado (en el caso del lenguaje informático, escribirlas con mayúsculas y muchos signos de admiración). Las investigaciones médicas ubican a la coprolalia como una de las formas del Síndrome de Tourette, descubierto en 1885 por el neurólogo francés Gilles de la Tourette y que comprende los impulsos involuntarios o tics.
Hasta hoy la medicina no explica si la coprolalia es contagiosa, pero la que afecta a tantas personas y personajes en nuestro país, parece serlo por la velocidad con que se expande, el gozo con que se exhibe y la impunidad con que se acepta, se aplaude y se estimula.
Y va acompañada, además, de otras patologías, como el machismo, el patoterismo, la ignorancia y la irresponsabilidad (no hacerse cargo de las consecuencias de las propias acciones, en este caso del propio excremento verbal).
A diferencia de la clásica, la coprolalia epidémica que afecta al país no es involuntaria. Es perfectamente consciente y deliberada. Es decir, sin excusas. Y, por ahora, sin remedio.

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