martes, 7 de junio de 2011

Nueva víctima del mafioso Moyano

Por Roberto Azaretto, desde la Ciudad de Buenos Aires.

El tráfico de la ciudad de Buenos Aires hacia el norte está complicado. Los compañeros de trabajo de Adrián González, trabajador de la empresa Cliba, una de las recolectoras de residuos de la capital de la Nación, están en huelga y manifiestan en el cruce de Figueroa Alcorta y Sarmiento, de la Capital Federal.
La esposa y la hermana de González acusan a la obra social de los camioneros, manejada por la esposa de Moyano, de la muerte de este trabajador por las demoras de catorce horas en mandar la ambulancia y la derivación a un centro de salud de la ciudad de Laferrere, en el partido de la Matanza, que carece de equipamiento adecuado y de médicos capacitados.
Hace poco tiempo inauguraran en el centro porteño la Clínica Antártica a un costo millonario, pero que no funciona por el costo de los equipos técnicos y la carencia de profesionales capacitados.
Esto es consecuencia de la falta de igualdad ante la ley que rige en el país. La capacidad de extorsión de este mafioso que pretende ser un referente político asusta al kirchnerismo, culpable del encumbramiento y del enriquecimiento ilícito de su familia. La actitud de la familia González ha motivado que otras familias se atrevan a denunciar el escandaloso manejo de la obra social del gremio de camioneros. Esto puede terminar con la impunidad de la que hace gala. “Es más fácil que Carrió quede embarazada que yo vaya preso” dijo, hace un par de días el secretario general de la CGT.
Este personaje debe dar muchas explicaciones, desde las sospechas de haber participado del accionar de la Triple A, pasando por muertes y extorsiones, hasta el desfalco descarado de los dineros de los contribuyentes.
Es tiempo también de reformar la ley de asociaciones profesionales que consagra el monopolio de la representación a estas bandas que trabajan en beneficio propio, mientras más de la mitad de los trabajadores argentinos está sin cobertura social o con ingresos por debajo de la línea de pobreza.
Es necesario un cambio copernicano en las obras sociales. El actual sistema sólo sirve para el derroche y la corrupción. Fue fruto del régimen del dictador Onganía que quiso comprar así a los sindicatos en tiempos de Augusto Vandor. “Yo nunca les di la caja”, dijo Peró cuando se enteró de ese disparate.
Pero sin duda todos estos delitos son posibles por la carencia de justicia que impera en el país. Momo Banegas estuvo preso aunque era inocente. Moyano sigue libre como Ricardo Jaime. Y Julio de Vido sigue en su puesto.
Pero si hay una certeza en la vida, es que todo es finito.

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