martes, 18 de octubre de 2011

Hijos del plasma

Por Sergio Sinay.

La imagen es estremecedora. Lolo, un chico de dos años, besa la inmensa pantalla de un plasma. En la pantalla sonríe, por skype, la madre. El padre, sentado a unos metros, observa fascinado, en trance. Los rodean algunos juguetes de Lolo y numerosos artefactos tecnológicos. Debajo de la foto (que está en la primera plana de La Nación del domingo 16 de octubre de 2011), un título: “Cuando la tecnología refuerza el vínculo con los hijos”. Seguramente los fabricantes y vendedores de tecnología celebraron esa primera plana con champagne. La batalla está ganada. Seres humanos remplazados por pantallas. ¿Mamá no está? (Ella ese día se encuentra en Atlanta, EE.UU., y otras veces es el padre el que aparece en el plasma porque no está, informa la nota) No importa. Está el plasma. ¿Quién necesita el abrazo, la piel, la presencia, la voz real, el olor, la caricia, el contacto de mamá o papá cuando existe el plasma, la compu, el celu? “Lolo disfruta estos encuentros virtuales”, dice el epígrafe. Un cuento de terror disfrazado de amor. ¿La tecnología “refuerza” el vínculo? ¿O simplemente lo remplaza? ¿El vínculo es virtual? ¿O es desvirtuado? ¿Ya se han convencido los chicos de que no hace falta la presencia de los padres mientras haya un plasma en donde besar su imagen? ¿Y los padres? ¿Ya han pactado con la tecnología para que esta se haga cargo de sus ausencias?
Cuando una imagen desesperanzadora como esta gana una primera plana con un título aprobatorio, más me convenzo de que vivimos en una sociedad de hijos huérfanos con padres vivos. De hijos huérfanos a los que se los consuela con tecnología y conexión. Y ante cada tragedia infantil o adolescente, de esas que día a día ocupan por un rato los titulares, me convenzo: no hay chicos con problemas. El problema (y cada día más grave) los padres. Muchos, demasiados padres. Pobre Lolo. Pobre los Lolos que él representó en esa primera plana nada menos que en el Día de la Madre (otra broma siniestra). Cuánta tecnología y cuánta ausencia.

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