domingo, 31 de mayo de 2009

Divagaciones de Daives


Por Roberto Azaretto

En el programa Libertad de Opinión, el ministro de Justicia, Ricardo Daives, se quejó por la importancia que se le brinda en el cuadro político nacional a la provincia de Buenos Aires, marginando al modelo santiagueño que, según el funcionario, es de profundización democrática, tanto, que debería ser imitado por otras provincias.

El ministro quiere que votemos apoyando los presuntos logros de Gerardo Zamora, cuando lo que se debe votar es sencillo, si queremos diputados levanta-manos del kirchnerismo o parlamentarios nacionales que pongan freno al desquicio institucional y a los disparates económicos del gobierno nacional, que han hecho reaparecer la inflación, el desempleo y la pobreza estructural.

Si queremos levanta-manos hay que votar al Frente Cívico y ahí se justifica que vayan a la reelección los diputados Daniel Brué y Cristian Oliva, a los que apenas se les conoce la voz en el Congreso.

Si no queremos votar al kirchnerismo está el Acuerdo Cívico y Social, con José Zavalía como candidato a diputado nacional en primer término.

Toda la cháchara de Daives ha sido nada más que eso. No asumió las responsabilidades por los asesinatos en la Cárcel Pública de Varones, que está cada vez más recargado de internos, luego de la transferencia a la Nación del Penal de Colonia Pinto. Tampoco habló una palabra del asesinato del empleado de la dirección provincial de Rentas, Raúl Domínguez, quien fue muerto por atreverse a denunciar una defraudación al erario público. 

Daives vive en la ilusión que el país ignora, porque aquí no se respeta la libertad de prensa y la Legislatura es una escribanía del Poder Ejecutivo donde nadie se le anima a José Zavalía y ni siquiera se edita el diario de sesiones. El país sabe que el Poder Judicial está en comisión y que las designaciones se hacen con criterio partidista, o que el juez Federal figuró en el puesto trece en el concurso y, sin embargo, fue designado. Además, nada habló de la corrupción en la provincia, que es la más alta de la historia de la provincia.

Incluso, Daives se atribuye hasta la reforma de la Constitución, cuando fue una exigencia de toda la sociedad y por eso convocaron al proceso reformista. Hay que recordar que en la campaña dijeron que la harían con los comicios de octubre del 2005.

Tampoco en ese cuadro idílico no aclaró que no vamos a ningún lado, a pesar del discurso oficial.  Porque la acequia de la que se vanaglorió en el programa de Canal Siete debió ser miles de km de canales y diques, hasta triplicar la áreas irrigadas, a fin de que el 70 % de los santiagueños sin agua potable la tengan, y para que seis millones de cabezas de ganado tengan agua para beber y no estar estancados en un millón y medio de vacunos en los planes de los campos de la provincia por falta de agua. Solamente el 10 % de la inversión pública se destinó al tema clave del agua.

Y, para finalizar, ministro, usted no ha hecho nada por la seguridad jurídica. Es más, se ha agravado la industria de la usurpación de campos con el manejo ineficiente y sospechoso del Registro de la Propiedad, y la complicidad de una parte muy numerosa de los escribanos de la provincia. De esto se sabe mucho en el país porque muchos inversores se alejan ante el desquicio del registro, que es responsabilidad de Daives. 

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