viernes, 19 de junio de 2009

Déjà-vu (ya visto)



Por Miguel A. Brevetta Rodríguez (Nota I)


Cuántas veces cantamos o escuchamos el tango que dice: “La historia vuelve a repetirse… el mismo amor… la misma lluvia/ el mismo, el mismo loco afán” (1) Es como decir que el pasado se recicla y se suceden como por magia hechos y situaciones que vivimos con anterioridad.

Esa extraña sensación de haber vivido antes una determinada situación es llamada por los franceses déjà vu, que quiere decir: “ya visto”. Este nombre se debe a un científico francés de finales del año 800, Emile Boirac.

Pero esta manera de denominarla es considerada poco apropiada por muchos estudiosos, que sostienen que sería más apropiada llamarla déjà vecu, es decir: “ya vivido”. Dicen algunos investigadores que se debe a un error de nuestro cerebro difícil de explicar. Es una sensación que casi todo el mundo ha sentido alguna vez, más aun si vive en la Republica Argentina y en especial en Santiago del Estero y conoce “la política en los tiempos del dengue” (2)

Precisamente es el tema político quien inspira el titulo de ésta nota y confirma la existencia de la llamada anomalía cerebral. Por estos días un juez Federal de la Nación citó a un candidato -virtual ganador de la próxima contienda electoral en la provincia de Buenos Aires- para que preste declaración “indagatoria” en una causa compleja, porque en uno de sus teléfonos pertenecientes a sus empresas se registra una llamada supuestamente realizada por el imputado de la causa. Así viene procediendo la justicia argentina desde el comienzo mismo de la democracia sentando las bases de la inseguridad jurídica como un elemento propio del Estado.

Ahora resulta que quienes deben abandonar el poder por imperio de la propia Constitución, que dicta las reglas de juego en la democracia, reniegan de su destino pretendiendo forzar incomodas situaciones, con el sólo fin de perpetuarse en la función, que deben dejar, porque que es otro quien debe asumir. De ahí el manoseo institucional, y la aparición en escena de los “jueces títeres” que sostienen que el poder judicial es un apéndice del ejecutivo por lo que deben obedecer las ordenes del “manda mas de turno” aunque se lesione el frágil manto de la independencia de poderes y el debido procedimiento legal.

“La causa del juez Federico Faggionato Márquez está poblada de truhanes de módica calidad, capaces de decir cualquier cosa a cambio de muy poco. Penalistas de renombre han sacado esa conclusión luego de revisar el expediente por razones ajenas al escándalo actual. Un juez serio habría hecho todo lo contrario de lo que está haciendo el magistrado. Habría esperado el final de las elecciones para poder avanzar en la investigación sin el pataleo y la polémica que provoca la propia campaña. Fuentes inobjetables revelaron que Faggionato Márquez suele moverse entre oscuros operadores oficiales en la Justicia. Son personas desconocidas por la opinión pública y por la mayoría de los políticos, que hacen las veces de puente entre el Gobierno y muchos jueces. Algunos de esos hombres, ciertamente influyentes, ocupan cargos en organismos de control del Estado en nombre del kirchnerismo”. (3)

Es decir que estamos transitando por la línea imprecisa de las especulaciones, en donde el desprecio por las instituciones democráticas se hace evidente cuando la clase política actúa sin previsión, ni coherencia, ingresando al terreno de la repetición de errores, como si se tratasen de aciertos dignos de emular.

-(1) Por la vuelta –tango- 1938 Enrique Cadicamo.

- (2) www.brevettarodriguez.com/politica.html#dengue.

-(3) La campaña más sucia de la nueva democracia por Joaquín Morales Solá, La Nación. 14, junio 2009)

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