martes, 16 de junio de 2009

Se promete “transparencia” con los mismos robadores



(Nota II y última)

Ha repetido el gobernador Gerardo Zamora que en su segundo mandato va a mejorar la calidad institucional de Santiago del Estero.

Otra promesa digna de encomios en razón de que viviríamos un Santiago distinto y promisorio si estuviera dirigido por funcionarios impolutos.

Si embargo, este aserto no encaja para nada en una provincia en la que se continúa seguir administrando el servicio de justicia con jueces en comisión. La gente comprende, y por eso la generalizada molestia, que en esta situación no son “jueces en serios” sino meros funcionarios que trabajan como directos empleados del Poder Ejecutivo y éste, por decreto, los confirma o los echa a patadas.

También es poco serio hablar de calidad institucional y mirar para otro lado cuando el ministro de Gobierno, José Emilio Neder, instruye al jefe de policía para que persiga a escribas que se animan a publicar lo que está “prohibido publicar” por los mandamás de turno. ¿A dónde se ha visto -sobre todo en esta Argentina gobernada por los campeones de los derechos humanos y las garantías públicas- que un insignificante cronista o libre pensador tenga intervenidos su teléfono personal y el de su domicilio, o que un alto funcionario provincial pague, con plata del Estado, a un par de jóvenes hackers para que lean y neutralicen el correo electrónico?

¿Acaso, no se habían superadas las metodologías de Carlos Juárez y de Musa Azar? Por qué, entonces, todos se hacen los desentendidos cuando éste “Pichón” Neder (bien conocido en Santiago por sus fracasos empresariales y sus “pases mágicos” de Carlos Juárez a César Iturre, a los Salim, a los Figueroa y ahora a los Zamora), le ordena a su jefe de policía que “marque” e informe sobre quiénes son los dirigentes y militantes políticos que trabajan para las próximas elecciones junto a Héctor Eduardo “Chabay” Ruiz y a José Luis Zavalía.

Neder y su jefe de policía tienen que comportarse más responsablemente. El peligro en la calle y el mal humor de la ciudadanía (por falta de seguridad), son datos que tienen que tener en cuenta y dejar de jugar a espías de los políticos. Saben (y tienen que actuar en consecuencia), que faltan policías en todo Santiago. Si no cambian, se les va a seguir escapando la tortuga porque mientras los pobres uniformados andan anotando quién o quiénes acompañan a “Chabay” y a “José” en los actos políticos, los delincuentes comenten arrebatos y atracos por doquier.

Alguien en este gobierno provincial debe comprender, sobre todo si proviene del histórico radicalismo defensor a ultranza de los comportamientos democráticos, que honestidad y calidad institucional no se compadecen con las aberrantes persecuciones, amenazas e intimaciones que se perpetran en el interior; hasta en las comisiones municipales, donde cualquier inservible que ganó por tres votos se da el lujo de andar repitiendo que “por orden del gobernador se va a quedar sin trabajo el que apoye a ‘Chabay’ o a ‘José”.

Tampoco tiene semejanza alguna con los valores de la honestidad y la calidad institucional la proclama antidemocrática de alguien que se cree “líder provincial” y que desde su despacho manda e impone a sus seguidores que “hagan lo imposible para que ‘Chabay’ y ‘José’ no obtengan ni un voto”.

Es imposible entender cómo, en el siglo XXI y en Santiago del Estero, se insinúe a los capitostes oficialistas a “tacuchar” las urnas el próximo 28, pues es la única forma en que los dos principales opositores no consigan un solo sufragio.

Tampoco se pueden prometer honestidad y calidad institucional si se sigue alargando la estoica espera de los santiagueños que exigen el esclarecimiento de cuestiones de interés público.

A saber:

-¿Cuándo el ministro de Justicia de Zamora, Ricardo Daives, va a terminar su trabajo (se había investido el cargo de “instructor”) para saber el día en que se destituirá y encarcelar, por ejemplo, al intendente de San Pedro de Guasayán, Guido Alberto Sotelo (prohijado por al jefe de “Bases Peronistas”) , porque se llevó para su casa varios millones de pesos que pertenecen a la comuna y no pagó los cientos de cheques sin fondos con los que estafó a medio Santiago?

-¿Cuándo va a llegar el momento en que la gente se entere de las dimensiones que tuvo el extraordinario desfalco en lo que se inauguró como Infraestructura Escolar, y quiénes son los que arrebataron dinero que pertenecía a escuelas, niños y comunidades escolares,

-¿Para cuándo la comparecencia de Daives que tiene la obligación de exculparse (o culparse) informando quién dio la orden y quiénes asesinaron a los 39 presos indefensos que murieron como perros en la Cárcel Pública de Varones?

-¿Cuándo el santiagueño va a conocer por qué y quiénes fueron los policías que torturaron y asesinaron a Raúl Domínguez, empleado de la dirección general de Rentas, que tuvo el coraje de denunciar la existencia de timbradoras apócrifas con las que se estafó en cifras millonarias al fisco?

-¿Para cuándo los nombres de los médicos que cobraron abultados emolumentos de un laboratorio extranjero y experimentaron una vacuna que mató a niños a cuyas madres engañaron y mintieron y, para colmo, hicieron este “trabajito criminal” en horarios de trabajo y percibiendo sueldos como profesionales empleados del Estado?

-¿Cuándo van a salir a la luz las causas del despilfarro y el saqueo en el Ministerio de Salud donde faltan más de 50 millones de pesos, y por cuya causa la Nación (Secretaría de Desarrollo) se vio obligada a “intervenir” esta cartera con la designación de un funcionario de confianza de la doctora Alicia Kirchner?

Se pueden enumerar otras grandes causas donde aparece perjudicado el Estado, así como los centenares hechos delictivos contra la propiedad privada que ni la policía ni los jueces se preocupan por esclarecerlos. No hay que olvidarse, por ejemplo, de la banda que ingresó tranquilamente al estudio jurídico del abogado Víctor Daniel Nazar, golpeó y maniató a su anciana madre y se llevó dinero y joyas por un valor de tres millones de pesos. Todo en “zona liberada” y con probada participación de policías de la provincia.

Insistimos, es reconfortante lo dicho por Zamora a sus allegados de que su segundo mandato será un dechado de “honestidad”. Muchos santiagueños le creen y están esperanzados, justamente, porque la transparencia es, en cualquier organismo público, la más preciada virtud.

Pero claro, primero que nada, el gobernador está compelido a investigar, echar y mandar a la justicia a los ladronzuelos que en cuatro años se enriquecieron desde sus puestos de funcionarios públicos (provinciales y municipales), y por culpa de los cuales la opinión ciudadana impuso la mácula de corrupto a este gobierno.

La buena consejera es una actuación rápida.

No vaya a ser que se intente subestimar al santiagueño y lo obliguen a una reacción calladita pero muy efectiva, el domingo 28 de junio en el cuarto oscuro, a la hora de emitir el sufragio y cuando el votante suele hablar con su conciencia de buen ciudadano.

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