jueves, 23 de julio de 2009

Alegre no se abstuvo; algo sustancioso declaró


La justicia del Crimen de Santiago del Estero, en el “caso Alegre”, sigue entregándose pasajes de un verdadero sainete.

Oficialmente, se ha dicho y se repite que “se abstuvo” y “que nada dijo”. Es mentira.

Llegó al juzgado de Gustavo Herrera a las 7,55 y se fue recién cerca de las 15. Demasiado tiempo para que le leyeran los cargos y responda con dos palabras: “Me abstengo”.

Es que no se abstuvo. Algo fuerte empezó a declarar y se postergó la comparecencia hasta el 29 de julio.

Siete horas es mucho tiempo para que le exhiban las pruebas en su contra y él apenas pronuncie la abstención. Otra gran mentira.

Declaró y dijo lo suyo, como que ha sido “víctima de un operativo político-institucional generado por el Poder Ejecutivo provincial”. A renglón seguido el ex jefe comunal aseguró que no tenía ningún problema en comenzar a declarar, precisando cuál fue su responsabilidad y su relación con sus colaboradores y empleados, y pormenorizar también cuáles eran los lazos que existían entre el municipio con el gobierno provincial y entre el municipio con el gobierno nacional.

Claro, salta a la vista que si seguía Alegre hablando de esas “relaciones” podía comenzar una suerte de zarandeo con menciones de algunos nombres de altos funcionarios nacionales y provinciales.

Fue por ello que el juez pidió directivas (telefónicamente) y propuso aplazar la declaración indagatoria para el martes 29 de julio.

Además, permitió que los abogados defensores fotocopien el expediente para informarse de todas las inculpaciones y comenzar a pergeñar los alegatos, asesorando a Alegre a fin de que formule prolijas respuestas al cuestionario del juez.

¿Quién o quiénes estarán preocupados por lo que pudiese declarar el ex intendente?

¿Con quién ha acordado Alegre esta cuasi declaración indagatoria?

Va a continuar, al parecer, la farsa del principio, cuando se puso en marcha a toda la justicia, a toda la policía y al 99,9% de la prensa sólo, y exclusivamente, para “matar políticamente” al ex intendente quien, como era previsible, cometió “la traición” (hace unos seis meses), decidiendo alejarse del kirchnerismo y regresar a la UCR; despuçes de las elecciones de 28 de junio.

Algunos interrogantes:

¿Por qué el juez y el fiscal (éste último como representante de la sociedad) no indagaron en profundidad sobre lo que quiso abarcar, inmiscuir o enredar Alegre cuando comenzó a hablar de “responsabilidades propias como intendente” y de las “responsabilidades (de los otros) como funcionarios del gobierno provincial y del gobierno nacional?

Muchos santiagueños han comenzado a sentir cansancio y fastidio y exigen que terminen las triquiñuelas. Es que la ciudadanía no quiere más dilaciones en este caso y requieren que se muestren todas las cartas para que, de una vez por todas, confirmemos que todo fue una “operación de aniquilamiento político” sobre quien aspiraba a sacar los pies del plato; abandonar el kirchnerismo y retornar a sus fuentes.

Por algo se apresuró “la operación” a tres días antes de que Alegre presidiera el plenario en el que iba a lanzar su reelección a la intendencia. Y, si se disponía a retornar a la UCR, ¿a quién iba a buscar de aliados? A Gerardo Zamora, a Ricardo Daives, a José Emilio Neder, seguro que no. A José Zavalía, seguro que sí.

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