lunes, 13 de septiembre de 2010

¿Por qué se esconden los robos de la policía?

Marcelo Pato.
Gerardo Zamora maneja la prensa como si fuera su boletín oficial y ordena las campañas de desprestigio y de escrache sólo para sus adversarios, sus ex socios y contra alguno que por ahí se quedó con un vuelto o mejicaneó al gobernador o a su jefe de Gabinete. También planifica la política de esa prensa cuando quiere tapar los tiempos políticos desfavorables, publicando páginas enteras con hechos policiales cotidianos como de un muchacho pobre que robó una garrafa o una humilde empleada doméstica que vino del campo y le hurtó 20 pesos a su patrona.
Pero ese mismo Zamora ordena tapar los delitos de sus funcionarios “preferidos”. Es el caso de uno de los más “predilectos” que tiene el gobernador, el tal Marcelo Pato, jefe de policía. (¿Qué secretos guardará el muchacho?). Por ello, un amigo o secuaz de Pato puede matar (como hicieron con Raúl Domínguez) o el comisario mayor Lucio Díaz está habilitado para recaudar las coimas o apretadas en los puestos camineros y “cañotear” a los quinieleros clandestinos de la toda la provincia, sin ningún problema porque nadie le va a orquestar ninguna campaña en los medios periodísticos que maneja Zamora.
Este tal Lucio Díaz es amigo íntimo de Pato. Se conocieron allá en el sur, cuando Carlos Juárez y la Nina los castigaron y los enviaron al interior (uno a Bandera y el otro a Añatuya). Allí armaron la banda; la asociación ilícita. Luego Zamora premió a Pato con la jefatura de policía y, de inmediato, trajo a su amigo Lucio Díaz como jefe del Departamento de Planificación, en la Jefatura. Ambos se robaron todo lo recaudado en los puestos camineros y el porcentaje de los quinieleros truchos.
Lucio estuvo prófugo y luego preso. Pero nadie se enteró. Está acusado de graves delitos junto a dos suboficiales perejiles que le recaudaban las coimas y le depositaban en su cuenta personal del Banco Nación de Añatuya.
Pero Zamora quiere que nos olvidemos de sus amigos delincuentes. Por eso no aparecen en los diarios ni tienen en mismo “trato” periodísticos que sus adversarios o de los ladroncitos de barrios. 
¿Qué pasará cuando otros investiguen cómo Pato y su estado mayor recauda en los otros puestos camineros como el de Guasayán (límite con Tucumán) o el de Ojo de Agua (límite con Córdoba).

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