jueves, 16 de septiembre de 2010

Zamora salió debilitado de la última elección

Ángel Niccolai, votando en Añatuya.
Nunca como ahora el gobierno de Santiago se había visto en una situación tal de debilidad, cercado por intendentes peronistas que en cualquier momento podrían unirse a Eduardo Duhalde, sus principales espadas derrotadas en sus ciudades de origen, un ministro de gobierno anunciando que competirá para ser presidente de un partido rival y la central obrera reclamando que le entreguen la obra social de los empleados públicos.
Para peor, el 5 de setiembre, fecha en que Gerardo Zamora dijo que su gestión sería plebiscitada, José Luis Zavalía, se consolidó como el dirigente radical con más votos propios en la capital, mantuvo tres concejales y Marcelo Lugones, que supuestamente actuó de opositor, le chujchó otros dos. El oficialismo tenía nueve concejales en la capital, ahora tiene dos menos.
Las principales ciudades de la provincia, salvo la capital, pasarán a manos de un peronismo que -sólo por el momento- se mantiene fiel a Zamora. ¿Cuánto cree que podría durarle la lealtad de los futuros intendentes Miguel Mukdise en Las Termas, Julio Ernesto Castro de Añatuya, y el loretano Carlos Grigüeli? Sólo por nombrar los nuevos, claro. Sin contar con que su vice gobernador Ángel Hugo Niccolai, perdió en su ciudad natal, Añatuya, luego de hacer la entrega de dádivas más escandalosa de la historia de ese pueblo y el presidente del bloque oficialista en la Legislatura, Manuel Humberto Juárez, también fue apabullado en Las Termas.
Un movimiento que puede pasar por una picardía política, como un gobierno de origen radical apoderándose del partido Justicialista, podría salirle caro al gobierno de Zamora. Con el poder que acumuló en los últimos años su ministro de Gobierno, José Emilio Neder, si además es jefe del peronismo, con marcha, banderas, efigies, fotitos y escudos, estaría en condiciones de disputarle poder en cualquier momento. Quienes conocen a Neder aseguran que sólo pretende seguir haciendo negocios desde su despacho, pero en el peronismo nunca se sabe.
Gerardo Montenegro, titular de la Unión del Personal Civil de la Nación en Santiago, ya anunció que la CGT pedirá que le traspasen el Instituto de Obra Social del Empleado Provincial, una de las cajas más grandes de la provincia, la que más se presta para la corrupción. Si lo consiguiera, el gremialismo santiagueño que actualmente es deudor del gobierno, pasaría a ser acreedor, todos los meses, de los descuentos de los empleados públicos.
Cuando todos estos astros acaben de alinearse, la oposición interna termine de darse cuenta de su fortaleza luego de la elección, los intendentes de signo contrario al gobierno se afiancen en sus despachos, el ministro presida un partido opositor y la central obrera tenga una caja inmensa a su disposición, ¿dónde quedará el supuesto poder del gobernador?, mejor dicho, ¿quién gobernaría a quién?
Lo más inquietante: ¿y si Néstor y Cristina Kirchner siguen perdiendo terreno?

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