viernes, 10 de diciembre de 2010

Importar marginados, una estrategia K para ganar electores

Por Urgente 24.
Un hombre guarda un arma de fuego, durante los enfrentamientos en Villa Soldatti, Capital Federal.
La República Argentina tiene una tradición de inmigración, con suerte dispar. En cierto momento fue un proyecto de Domingo Sarmiento para promover a corto plazo una mejora de los recursos humanos en una sociedad con limitado acceso a la industrialización, a la espera que el sistema educativo rindiera resultados a mediano plazo.
En otro momento fue una necesidad de poblar el territorio. Y también hubo un momento cuando fue una cuestión humanitaria, luego del infierno bélico que azotó a Europa. Y la Argentina fue siempre receptiva a esas necesidades.
Pero desde hace algunos años el asunto se ha tergiversado. Los dirigentes políticos en el poder incorporan gente necesitada de países vecinos a los efectos de brindarles documentación que los habilite a participar de los comicios... a favor de quien les brinda ese derecho y una batería de asistencia social que pagan todos los contribuyentes.
El asunto no es nuevo y Urgente24 lo ha denunciado hasta con documentación fehaciente. El Frente para la Victoria abusa de esa tendencia para sumar electores en ciertos distritos electorales que no controla. Por ejemplo, en Ciudad de Buenos Aires, donde la permisividad fue alentada ya en días de Aníbal Ibarra necesitado de permanecer al frente del Ejecutivo, y para ello gozó del apoyo del Ejecutivo Nacional.
La frontera argentina “porosa” es un problema importante al que nunca se ha prestado atención. Ni siquiera cuando, en los '90, ocurrieron 2 atentados terroristas perpetrados por gente que ingresó, y probablemente salió, en forma clandestina.
Importar carenciados, indocumentados, desempleados y, básicamente, mano de obra no calificada, solamente agrava la pauperización de la sociedad argentina y no le incorpora nada a cambio de los muchos beneficios que otorga. Además, desnuda la ausencia de intereses estratégicos en el “ladriprogresismo” gobernante.
Así, el Frente para la Victoria reinterpreta, a su conveniencia, el concepto “discriminación”, al límite de desnaturalizarlo, corromperlo, casi legitimarlo.
La práctica de permitir el arribo de bolivianos, paraguayos y peruanos sin filtro, y sin tener previsto dónde se los alojará ni qué se les exigirá como contrapartida, no expresa un espíritu amplio sino irresponsable para con el resto de la sociedad

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