viernes, 10 de diciembre de 2010

Matilde no quiere el sillón de “Sugus”


Matilde O’Mill.

Por donde transcurrió la abogada Matilde O’Mill en la función pública dejó la estela de una funcionaria honesta. Hoy, cuando Gerardo Zamora se vio compelido a echar a su jefe de Gabinete, el inefable Elías “Sugus” Suárez, raíz de una sarta de irregularidades y corruptelas (junto a una banda con amigos “publicistas” y del subsecretario de Prensa, “Lito” Argañaraz), quiso colocar en ese puesto a una figura prestigiosa, pero Matilde le dio el No avisándole que prefiere continuar como secretaria general de la Gobernación.
Es casi seguro que O’Mill no durmió la noche del jueves pensando en el ofrecimiento y en su respuesta. (Es conocido que Zamora se llevó de la municipalidad de la Capital a tres leales: “Sugus” Suárez, Atilio Chara (actual ministro de Economía) y Matilde O’Mill). Claro, no aceptó porque ocupar el sillón de Suárez significa enfrentar una difícil disyuntiva: mirar para otro lado, como cualquier cómplice, o investigar el latrocinio con los dineros públicos a fondo, como haría cualquier persona honesta y transparente.
A Zamora, hablando de honestos, le quedaría Juan Manuel Beltramino, quien fue el que le ordenó recientemente los zafarranchos de Julio Alegre y de Hugo “Lito” Infante en la comuna capitalina. Al menos, durante la estada del “Nene” no hubo negociados de nadie y con nadie. Beltramino es presidente del Concejo Deliberante capitalino y, en una de esas, también le dice No a Zamora.
Es que “Sugus”, en casi seis años como jefe de Gabinete, se hizo la fiesta y el picnic con la plata de la provincia. Hoy, es un rico multimillonario que ostenta departamentos en la zona más suntuosa de la ciudad de Córdoba, cuatro edificios de departamentos en nuestra ciudad, colecciones de camionetas 4 x 4, hoteles en Miramar y Cariló; y los domingos gusta pasearse por el centro empobrecido de Santiago en un jeep de colección.
Es uno de los funcionarios a los que hay que investigar. No será este “su” gobierno, pero en un futuro cercano va a llegar la hora de que deba justificar su enriquecimiento que, a todas luces, resulta ilícito.

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